Acompañando y coincidiendo con Orión Mejía

Acompañando  y coincidiendo  con Orión Mejía

Desde que lo conocí en la década del 70 en compañía del que era su inseparable amigo, el también destacado periodista Félix Reyna, Orión Mejía siempre ha hablado con orgullo de sus orígenes sociales y abnegada familia, incluyendo como es natural su madre recientemente fallecida. Al leer tu acreditada columna de los domingos en el periódico El Nacional, sabíamos que en esta situación dolorosa en que se encuentra el amigo y caballeroso ser humano Orión Mejía hablaría del fallecimiento de su progenitora, María Mejía (Doña Ana), y lo hizo entre otras cosas lamentando que no pudiera dedicarle más tiempo.
Me llamó la atención esa última expresión y confieso que he sentido un sentimiento parecido durante casi 20 años con motivo de la muerte en 1998 de mi madre Carmen López de Pineda y que calmo parcialmente ese vacío llevando consigo un CD en el carro con canciones dedicadas a las madres que pongo sistemáticamente.
Entre familiares y amigos comento con frecuencia que daría cualquier cosa por ver de nuevo su rostro, pero como dice la canción del cantante español Danny Daniel: cuando el sol se oculta cada tarde en mi recuerdo/tu presencia me parece realidad/es un espejismo/el creerte todavía/en mi infancia/devolviéndome la paz.
Si como dicen y todo sabemos que es así por tu propia naturaleza y sentimientos, fuiste buen hijo y eso en parte te consuela, de ahora en adelante te aseguro por mi propia experiencia y la de millones de seres humanos en todo el universo, amarás y sentirás mayor idolatría por tu querida madre Doña Ana. ¡Que sus restos descansen en paz!

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