Aconseja RD no sea flexible en clasificación de riesgo

Aconseja RD no sea flexible en clasificación de riesgo

POR MARIO MENDEZ
El secretario de la Comisión de Clasificadora de Riesgo de Chile, Cristian Ross Kerbernhard, recomendó a las autoridades dominicanas a ser duras, no flexibles, en la clasificación de riesgos para la inversión de los fondos de pensiones.

Kerbernhard, quien visitó el país para participar en un taller sobre clasificación de riesgos, ofrecido por la Superintendencia de Pensiones, advirtió que en el inicio de un sistema de pensiones, la República Dominicana es flexible en la clasificación de riesgos, después le va a ser muy difícil adoptar una posición estricta, que es la que le va a generar confianza en el mercado.

A continuación el texto de la entrevista concedida por Kerbernhard al editor económico de Hoy:

– ¿Cuál es el objetivo de su visita al país?

La Superintendencia de Pensiones me ha extendido una invitación para compartir la experiencia que está teniendo la República Dominicana en materia de clasificación de riesgo.

– ¿Puede hablarme de su experiencia de trabajo en Chile en ese campo?.

Yo comencé trabajando en la Superintendencia de Administradoras de Fondos de Pensiones en el año 1985. Justamente en ese año también nace la Comisión Clasificadora de Riesgos.

Dentro de la Superintendencia, me embarqué en el ámbito de clasificación de riesgo en el año 1987.

Posteriormente, me fui la Comisión Clasificadora de Riesgos, donde a partir del año 1992 ejerzo las funciones de secretario.

– ¿Cuáles son las diferentes etapas que ha tenido el proceso de clasificación de riesgos en Chile?

En el caso chileno, ha habido básicamente dos etapas. La primera etapa abarcó del año 1985 al año 1994, en la cual la clasificación de riesgos se hacía en base a una metodología acordada por la propia comisión, y la comisión clasificadora aprobaba, modificaba o rechazaba esta clasificación, tanto para los instrumentos de renta fija como para los de renta variable. La clasificación en esta etapa estaba enfocada principalmente hacia instrumentos nacionales, lo cual luego se fue ampliando a instrumentos internacionales.

A partir del año 1994 se cambia el procedimiento, producto de una modificación de la ley, en términos de que la clasificación de renta fija nacional se va a hacer en base a los antecedentes aportados por clasificación privada de riesgos, y la comisión va a aprobar o rechazar los instrumentos, y va a asignar la categoría en el caso de que apruebe un instrumento.

Entonces, se cambia de una metodología que la propia comisión había hecho a que las clasificadores privados, con su propia metodología, establecida por ellos soberanamente, hagan la clasificación.

Ahora, la Superintendencia de Pensiones ha dado parámetros muy generales a considerar, pero la metodología a partir del año 1994 es propiedad exclusiva de cada clasificador.

Lo que hace la comisión es aprobar o rechazar la clasificación hecha por las clasificadoras privadas.

Esto no quita que la comisión clasificadora tenga un papel que cumplir en términos de hacer un análisis o evaluación de si está de acuerdo o no con la clasificación correspondiente.

-De acuerdo a su experiencia, ¿cuál es su recomendación? ¿Que se use uno de los dos sistemas de clasificación aplicados en Chile o favorece una tercera opción que quizás combine la clasificación privada con una clasificación hecha por el ente regulador?

Yo creo que la opción que ha tomado la República Dominicana, en términos de tener una comisión clasificadora y considerar la clasificación privada, es bastante razonable y viable.

Pero yo creo que también debe seguirse el ejemplo de que la comisión y su secretaría en particular deben hacer un análisis previo a la toma de decisión por parte de la comisión respecto a los instrumentos.

Hay proposiciones de clasificación que vienen del clasificador privado y que la comisión para poder tomar una decisión tiene que tener una opinión independiente de la propia clasificación de los privados, porque cómo tener una opinión respecto a la clasificación que hace un clasificador privado si no tiene una fuente independiente de opinión. Es el rol que cumple en Chile la Secretaría: la de presentar un informe a la comisión que conjuntamente con el del clasificador privado y con los antecedentes que los miembros de la comisión tengan a su disposición de otras fuentes, permitan tomar una decisión.

-El sistema establecido en Chile es relativamente exitoso y ya tiene muchos años de haberse establecido. Lo que ha ocurrido en materia de clasificación de riesgo en Chile puede servirnos a nosotros para darnos cuenta de qué camino debemos recorrer para lograr establecer un sistema de clasificación exitoso. ¿Si fuéramos a ponerle una nota al sistema de clasificación de riesgos de Chile, cuál usted le asignaría, en una escala de cero a diez?

Más que ponerle una nota en particular, creo que el sistema chileno de clasificación de riesgos tiene todavía un importante camino que recorrer, en términos de validarse desde el punto de vista del mercado como una opinión plenamente válida en todo momento.

La clasificación ha ido mejorando en Chile. Partimos de una situación bastante poco creíble a una situación que ahora es más creíble.

Todavía falta, porque este es un ámbito en el cual puede haber cien casos, y pueden haber nueve exitosos, pero uno que se falle basta para perder la credibilidad, porque se trata de un sistema de confianza. La clasificación no es sólo ciencia, es también un arte.

El desafío es tener una opinión que muy escasamente pueda fallar, y si falla, que falle por un valor marginal.

Todo puede fallar, pero puede ser que una clasificación de riesgo, por ejemplo, de triple A, baje eventualmente a doble B. O sea, cuando se desploma un instrumento de la categoría más alta a una categoría no grado de inversión, hay algo que no funciona.

Lo que uno espera es un proceso en el que el clasificador vaya tomando conciencia y vaya anticipándose al problema, y aquél momento en que van viendo ese problema, van bajando la calificación, de tal manera que cuando ya sea un hecho que hay una quiebra, ya la clasificación hace un tiempo que ha realizado ese riesgo para que no sea una sorpresa.

-¿Esto significa que además de ser competente, el clasificador tiene que hacer un poco de magia?

Yo no diría magia, lo que hay es que tener un poco de sentido común, que como dice el dicho, es el menos común de todos los sentidos.

Se debe ser conservador, porque siempre las cosas pueden ser más malas de lo que son. Tampoco es que seamos negativos, pero debemos ser realistas.

Si uno está proyectando hacia el futuro, uno no puede decir que las cosas en el futuro van a ser iguales o mejores que ahora. Uno tiene que decir que también en el futuro se van a dar situaciones malas que en el pasado se han dado. Esto permite proyectar una situación más real.

En todos los ámbitos de la vida es más fácil a veces proyectar cosas relativamente fáciles, y no colocarse en una dura posición. Desde el punto de los alumnos, siempre es mejor el profesor más comprensivo que un profesor más duro, desde el punto de vista que sea estricto y justo, no de que sea un tirano. El que es estricto y justo siempre es recordado como l mejor profesor.

En nuestro campo es igual, porque al final el clasificador está dando una nota, y a nadie le gusta que le pongan nota, pero si es justo y al alumno que hace bien la tarea, le pone una buena nota, y al que la hace mal le pone una nota equivalente a la tarea que hizo, se le reconoce, porque al que hizo el trabajo le gusta que lo reconozcan, y obviamente, si es castigado, no le gustará, se enojará, pero también será un incentivo para que mejore la nota.

Si a todos lo premian igual, el que hace el trabajo dirá que para qué trabaja bien si en definitiva me están calificando de la misma manera que al que no hace el trabajo.

Entonces, las notas, al igual que los precios en la economía, tienen que ser el incentivo para llevar a cabo los ajustes y la asignación de los recursos de una manera eficiente.

-Una buena clasificación no sólo debe tomar en cuenta la realidad interna de la empresa que va a ser calificada, sino también el entorno macroeconómico. ¿Es cierto?

La situación macroeconómica incide, en términos generales, sobre todas las empresas o emisores de una economía, y uno esperaría que en un ambiente de crisis la situación financiera de los emisores se deteriore comparativamente, y la clasificación de riesgos tiene que ser capaz de proyectar las situaciones de crisis en forma previa, no encontrarse con ellas.

En situaciones de crisis, uno espera que la clasificación se mantenga, porque cuando uno hizo la clasificación consideró que iba a haber crisis. Entonces, la clasificación se mantiene.

Ahora, si se hizo una mala clasificación, uno podría encontrarse con que se presentó una crisis, y no se consideró que se iba a producir; la categoría de riesgo se mantuvo y tengo una situación real de que la empresa o emisor está muy mal, está quebrada o a punto de quebrar, lo cual me obliga a cambiar abruptamente la categoría. Eso demuestra claramente que hay un mal procedimiento de clasificación.

También puede ser que el procedimiento de clasificación sea muy bueno, pero también hay que pensar que son seres humanos los que aplican los procedimientos, y a veces, lamentablemente, hay variaciones de criterios que no sean necesariamente las más aceptables.

Si la clasificación fuera solo ciencia sería indiscutible. Aquí hay ciencia, arte y opiniones humanos, hay influencias, un ámbito de negocios, que también se incorpora en términos de la concepción privada.

La idea es hacer que de alguna forma la comisión clasificadora como tal, al ser un ente independiente del ámbito de los negocios, está un poco libre de esta eventual influencia que pueden ejercer los emisores sobre los clasificadores.

-¿Pueden ser los clasificadores más comprensivos con los emisores cuando la clasificación se hace en períodos de crisis que si se hace en momentos de bonanza económica?

Siempre, en períodos de crisis o de bonanza, todo el mundo quiere estar bien clasificado. Por lo tanto, uno debe sorprenderse de que siempre se busquen altas clasificaciones.

Ahora, cuando estén todos malas nadie se va a sorprender porque reciba una mala clasificación. Si están todos en una categoría baja, siempre alguien va a pelear un poco mejor, comparativamente, que el promedio.

Ahí está el rol del clasificador, de clasificar realmente, adecuadamente, en virtud de cuál es el riesgo que realmente está reflejando el emisor.

-En materia de clasificación de riesgos, Chile está alcanzado la edad de la adolescencia. La República Dominicana está apenas gateando. ¿Qué usted nos recomienda para que sea exitoso nuestro sistema de clasificación de riesgos?

La recomendación básica es la de que hay que ser cuidadoso, consciente, de que uno siempre tiene que tratar de hacer las cosas claras, precisas, transparentes, para que el mercado valide la clasificación que se está otorgando.

Más vale partir de una posición conservadora, incluso estricta, que partir de una actitud flexible, porque si uno comienza siendo flexible, es muy difícil ponerse duro después.

Hay que disciplinar a los chinos desde que son chicos sobre qué se puede y qué no se puede hacer, y después cuando sean adolescentes o adultos van a ser capaces de poner distinguir lo que deben de lo que no deben hacer.

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