Acontecimientos grabados con fuego en la mente

Acontecimientos grabados con fuego en la mente

Abril 1965, marines de EU vinieron a evitar toma del poder por el castrismo

Pasado mañana, los dominicanos nos preparamos a conmemorar el 56 aniversario de unos eventos que quedaron grabados en los entresijos de la mente, y hasta podría decirse ya forman parte del DNA de las generaciones existentes y nacidas después de las ocurrencias perturbadoras cuando los bandos enfrentados procuraban aniquilarse sin cuartel.

Además se contó con un sazón muy especial con la presencia de unos 40 mil soldados  norteamericanos que vinieron a evitar una toma del poder por el castrismo triunfante años antes en la vecina isla de Cuba.

Fueron cuatro días de angustias  desde que sonó el primer disparo en el campamento militar del kilómetro 28 de la Duarte y la llegada cuatro días después de las primeras tropas norteamericanas que venían al rescate del grupo conservador del ejército  dominicano en desbandada o refugiados en San Isidro o San Cristóbal desde cuatro días antes, eran soldados  atemorizados por primera vez en sus carreras militares que enfrentaban  la realidad del fuego vivo que recibían de los adversarios.

La presencia norteamericana modificó por completo los objetivos que perseguían por un lado las fuerzas conservadoras dominicanas apoyadas por supuesto respaldo del poder bélico de San Isidro y San Cristóbal y por el otro lado la fuerzas constitucionalistas, que con arrojo y valentía, controlaron durante los primeros días las calles de la capital.

Con su valor y sin temores, con sus  desorganizadas fuerzas de comandos civiles  improvisados, se hicieron  fuertes en las calles de los barrios  altos de la capital que con su arrojo mantuvieron asustadas a las fuerzas conservadoras  que se replegaron al otro lado del rio Ozama.

El encarnizado valor de cientos de jóvenes enganchados a izquierdistas, le dio en los primeros cuatro días un tinte romántico a la refriega, como nunca después la vivieron las generaciones dominicanas.

Y es  que no se recordaban  aquellos tiempos desde la primera ocupación norteamericana de 1916. Aquellos fueron tiempos de angustia y de zozobra permanente ante las rencillas y enfrentamientos  que provocaban los alzados en contra del régimen imperante.

Cada cacique comarcal  buscaba asegurar su cuota de dilapidación de recursos  provenientes de las exhaustas arcas del Estado. Así se crecía y se vivía en esos tiempos de Concho Primo  con la desesperación de los padres que no sabían si verían crecer a sus hijos, y los que podían, pensando en enviarlos al exterior a estudiar y completar su crecimiento en paz.

En 1965 fueron muchos los jóvenes exaltados que acariciaban las perspectivas de una triunfante revolución dominicana.

Era  para seguir los pasos de la cubana que 6 años antes había triunfado en Cuba. La revuelta dominicana no pudo superar los confines de la capital.

Al producirse la Operación  Limpieza  bajo la sombrilla de las fuerzas  norteamericanas  permitió  al ejército dominicano leales al orden establecido  avanzar desde los límites de los ríos  Isabela y Ozama hacia el sur. Contaron con la ayuda de las tropas dominicanas provenientes del acuartelamiento de San Cristóbal.

Estas en horas de la mañana del día 28 avanzaron desde su base en San Cristóbal y tranquilamente llegaron a ocupar el Palacio Nacional desolado y con señales de los morteros que los navíos de la marina habían disparado contra su estructura y muchos de esos obuses cayeron en patios de residencias aledañas al Palacio sin causar daños apreciables.

Se oficializó el confinamiento de las tropas constitucionalistas  en el reducto  de Ciudad Nueva.  Desde ahí pudieron sostener un estado de beligerancia consentido por las tropas norteamericanas con la ayuda de una fuerza de paz.

Fue una entelequia que la OEA creó para darle un viso de legalidad a la invasión norteamericana y poder destruir  los reductos  constitucionalistas. Con ese cuadro se pudo concertar el armisticio de paz que culminó en septiembre de 1965 con la instalación de un Gobierno Provisional y vuelta a la normalidad. El arrojo de la izquierda dominicana se diluyó con el acuerdo de paz y la soñada revolución dominicana se esfumó con el paso del tiempo y hoy es  un recuerdo de hazañas irrealizadas. 

Los acontecimientos de abril del 1965 dejaron profundas enseñanzas en el ánimo del dominicano de esas generaciones, aun cuando en 1984 se escenificó  una poblada peligrosa por el repudio a un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional no pasó de ahí al terreno militar.

Ya los soldados preferían esperar cada 27 de febrero para lucirse en un lucido desfile mostrando armas modernas y uniformes relucientes con botas retornables  que tenían que entregar tan pronto concluía el desfile para ser reingresadas a los almacenes militares. 

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