Un año después de iniciada la pandemia no se sabe en qué parará la cosa
Ha transcurrido un poco más de un año cuando el mundo tuvo la noticia del surgimiento de un incipiente monstruo, que un año después, tendría las dimensiones de una criatura indomable y empeñada en arrasar con la vida humana sobre el planeta.
Lo que se inició como una noticia acostumbrada generada en China, fruto de esas epidemias como causa de la mezcla de aguas insalubres y costumbres exóticas de alimentación, no pasaría de sus inmensos límites de ese territorio asiático, pero poco a poco inició un avance acelerado, y como siempre a algún país de Europa fue a caer, en este caso a Italia, las primeras embestidas de un monstruo que ya ha cobrado casi tres millones de vidas y ha contaminado a más de 122 millones de seres humanos en todo el mundo.
Los dominicanos no podíamos ser una isla privilegiada exenta de ese ataque mortal. Y desde marzo del pasado año cuando se registró el primer caso de la covid-19 ya hay más de tres mil muertos en donde la imprudencia y la ignorancia cada día nos arranca a algún ser querido que ahora uno se entera por las redes o de oído debido a las restricciones impuestas por las autoridades sanitarias para reglamentar los velatorios o visitar a las familias de las víctimas.
Estamos frente a una epidemia que pudiera ser el presagio de un arrase cataclísmico de la población sobre la Tierra. Para lo cual queda esperar que nos llegue la hora pese a los paliativos que ofrecen los científicos para enfrentar el exterminio. De todas maneras el avance tecnológico y la capacidad de los científicos contribuye a darle esperanzas a una humanidad atolondrada por el inminente ocaso de sus vidas.
Pero la abnegación de los científicos abre una ventana de esperanzas pese a la enorme cantidad de afectados y por lo menos todavía no ha llegado la hora del colapso de la humanidad tal como la conocemos, vivimos y disfrutábamos hasta hace un año.
Es una escalada que uno espera que se frene, pero no hay indicios del mismo ya que cada día surgen nuevas cepas y nuevos brotes más virulentos y delicados que azota a núcleos humanos de los más variados orígenes y costumbres dando lugar a contagios muy severos. Y aun cuando se avanza en la aplicación de las distintas vacunas ya disponibles y de gran eficacia todavía la gente no cree en las mismas. Y es que todavía se espera un derrumbe social aun cuando ya las vacunas se han inyectado a miles de personas.
Se miraba con recelos la producción tan rápida de una vacuna y la gente, por lo que se lee constantemente en las redes, no tenía confianza a ese fármaco salido de los laboratorios sin una investigación hecha a profundidad.
Pero que la rapidez de las investigaciones da cuenta de que existe un empeño para enfrentar una pandemia de factura humana y provocada por algún experimento mal conducido en algún laboratorio chino y de impacto en los experimentos que se realizan a toda carrera para frenar y de derrotar a un invasor solo con el objetivo de arropar al planeta.
Es algo peor a lo ocurrido en 1918 con la gripe española que al final de la I Guerra Mundial azotó de inmediato a Europa y Estados Unidos y el mundo europeo se estremecía por la revolución bolchevique que en Rusia arrolló con la monarquía zarista e implantando un régimen político y social para la recuperación de la dignidad de los rusos. Años después todo fue peor con el surgimiento de una sociedad esclavizada y sometida a las peores limitaciones que ensombrecieron la dignidad humana.
Transcurridos 70 años, el paraíso comunista se derrumbó y el mundo comenzó a vivir una nueva era de las rectificaciones y encumbramiento de los valores humanos. Treinta años después nos vemos asediados por una pandemia de desconocidas proporciones y de un atemorizante final pese a los avances logrados en descubrir los antídotos para combatir y derrotar a ese virus.
Podría ser que la pandemia se frene y se controle pero existe el temor que este virus se establecezca en los países y periódicamente dé muestra de su agresividad azotando regiones pese a las vacunas con lo que viviríamos por años con la zozobra de ser afectados por un indeseado ser acechando para aplastar a la humanidad.
Casi todos los países han tenido la responsabilidad de combatirlo por las motivaciones con excepción de lo ocurrido en Brasil con un político que puso en duda la ferocidad del contagio y empujó a una buena parte de los brasileños a un holocausto que lo ponían en dudas hasta que en carne propia vivieron las consecuencias de sus ignorancias.
Existe el temor de que el virus se establezca en los países y ataque periódicamente