Actitud desafiante de Sina Cabral INFUNDIÓ ALIENTO A JÓVENES PRESOS

Actitud desafiante de Sina Cabral INFUNDIÓ ALIENTO A JÓVENES PRESOS

Una de las actividades que correspondió
a la llamada “oficina” de la calle José Reyes, a cargo de la cual
estuvo Luis Gómez Pérez, fue la organización de la primera reunión de carácter nacional del 14 de Junio en la que surgió su dirección central. Se celebraron dos encuentros: el 10 de enero de 1960 en Conuco, Salcedo, en la casa de Pedro González, presentado como un sancocho tradicional cibaeño, y el segundo al día siguiente en Guayacanes, municipio de Laguna Salada, provincia de Valverde, en la casa de Charlie Bogaert.

Todas las regiones del país estuvieron representadas. Nombres y situaciones han quedado grabados en la memoria de Luis por la trascendencia de lo tratado y por la posterior y trágica consecuencia de esta junta que al narrarla lo conmueve casi hasta el llanto, debiendo
suspender por un momento prolongado su relato. Julio Escoto Santana era el delegado del Este; Efraim Dotel, Sur; Manolo Tavárez, Noroeste;
Cayeyo Grisanty, Rafael Germán y Fello Mesón (Rafelito), Cibao Central Norte; “El señor Rodríguez”, Cibao Central Sur; Niño Álvarez, Dulce de Álvarez, Minerva Mirabal y Fernández Simó, Cibao Oriental y Pipe Faxas,
Leandro Guzmán y Luis Gómez, el Distrito
Nacional. “Esas 14 personas eran muy importantes”, destaca tras citarlas de memoria, como si las tuviera sentadas a su alrededor, refiriendo que comenzaron con la planificación de la insurrección. No proyectaban un golpe de Estado sino una revolución, pero con el pueblo,
significa Luis, un maestro de vocación, escritor, historiador y abogado que ha mantenido su trayectoria de lucha y que inauguró en el país una política de gran alcance con la creación del Centro de Estudios de la
Realidad Social Dominicana, “C E R E S D”, dirigido por él durante la rectoría de Guarocuya Batista del Villar en la UASD, un hito
que llegó a tener más de 30 estudiosos y que ofreció un curso de posgrado que hizo época. Su otra gran obra fue “Realidad Contemp oránea”, publicación marxista fundada por él, Wilfredo Lozano y Roberto Cassá, quienes convinieron ponerlo como director.

Como el punto principal de la agenda de los revolucionarios era la subversión, pasaron revista a los automóviles, motos, armas,
materiales químicos y otros recursos con que contaban. Se puso énfasis, cuenta, en las bombas de estruendo, y familias enteras se dedicaron a comprar cohetes chinos para sacarles la pólvora y almacenarla con esos fines. “Buscábamos despertar las energías del pueblo”, expresa Luis y la gente respondía afirmando que estaba luchando con ellos.

Hicieron un recuento, además, de las conexiones que tenían en fortalezas, acercamientos a arsenales, los túneles que habilitaron… Manolo, expresa, dio una demostración de modestia al no querer aceptar la presidencia ofrecida a unanimidad y propuso que en su lugar se designara a Mario Read Vittini, y a Luis le tocó ponderar las simpatías populares y otras virtudes de quien sería el líder tradicional de la agrupación. “No hubo
dudas de que él debía ser el presidente”.

Gómez Pérez detalla otros puntos tratados, entre ellos uno crucial: cumplir las reglas trazadas para no ser descubiertos. Pero alguna situación impidió el cumplimiento. Al otro día comenzaron las detenciones y el
primer capturado fue Marcos Pérez Collado. Al mencionarlo, el rostro de Luis se transforma en mueca de dolor y tristeza.

Se levanta a caminar para superar ese desgarrador recuerdo. “Me afecta, explica, eran procesos muy fuertes, esto es pura tragedia. ¿Dónde está
Manolo? ¿Dónde está Minerva?”, pregunta.

Añade que Pérez Collado cayó “justa – mente por no poner en práctica el celo conspirativo de la desconfianza. Se fue de boca
con un viejo amigo y el maldito era del SIM. El SIM le autorizó a que ingresara al 14 de Junio pero es el bendito hecho de la emoción como enemiga de la conspiración”, reitera.

Después de Marcos fueron apresados Manolo y una serie de luchadores de su entorno, la provincia Montecristi, manifiesta, y enseguida se iniciaron las detenciones en la capital hasta que los encarcelaron prácticamente a todos y los llevaron a “La 40”. Tras meses de torturas inhumanas, sopa de bofe con ojos de vaca, harina de maíz sin sal ni azúcar, los trasladaron a La Victoria y también los enjuiciaron.

“EN LA GLORIA”. Para Luis Gómez Pérez el hecho de que el Palacio de Justicia y sus alrededores se llenaran de gente cuando los llevaban representó “estar en la gloria” porque apreciaron por primera vez la valentía y la solidaridad del pueblo.

Aún se estremece al recordar la intervención de Sina Cabral, con quien el fiscal comenzó el interrogatorio. La dama lo desmintió desafiante y su actitud, dice, les infundió valor. “Fue como una electrificación a todos nosotros, esta mujer tuvo una conducta beligerante que expresaba de la manera más natural”, exclama repitiendo la defensa de la compañera ante las acusaciones del representante judicial trujillista.

“Yo me quedé impactado, el interrogador comenzó a obviar esa parte y entró a la condena de 30 años de prisión y trabajo público. Cuando salíamos las personas estaban enardecidas, todos caminábamos en el aire, la gente se nos acercaba a los autobuses”, comenta. Los juicios continuaron pero Luis y sus camaradas estaban más relajados porque les
permitieron recibir visitas. El Día de lasMadres
de 1960, mayo, pusieron en libertad a los solteros. Enseguida Luis, Darío Solano, Rubén Echavarría y Tony Avelino planificaron el asilamiento en la embajada de Argentina. En junio, Luis pudo engañar al policía que custodiaba la sede y penetró junto a Solano mientras Echavarría y Solano se alejaban. Los acogió el embajador Enrique Escobar
Cello.

Ya estaban en la residencia Quique Acevedo y Manuel Gómez Pieters. Entre estos y los que estaban en la embajada llegaban a 40. Luego de dos días de vuelo en la “Var ig” llegaron a Buenos Aires, donde les alertaron sobre la presencia de espías trujillistas. Pese a que a Luis le obsequiaron una pistola, Abel Rodríguez del Orbe los ayudó a comprar armas.

Antes de un mes les llegaron los pasajes para Caracas, donde los adiestraron militarmente. “Salimos del entrenamiento y fuimos sorprendidos por la muerte de lasMirabal y vino la lucha por el retorno a la República en una expedición”, declara. El cruel asesinato indignó a Luis sobremanera. “¡Yo estaba en disposición, coño, de regresar solo, como fuera! Para mí Minerva era una cosa entrañable, pero claro, el hecho en sí llevaba una racionalización inevitable. Buscamos la manera de provocar un estallido con o sin el regreso nuestro… ”.

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