Actitudes irreflexivas y antidemocráticas

Actitudes irreflexivas y antidemocráticas

TEOFILO QUICO TABAR
Tabasa1@hotmail.com
Recientemente han ocurrido dos cosas  que  merecen además de mucha atención  profunda reflexión: Lo que expresó el Secretario de Interior y Policía  de que el partido de gobierno estaría en capacidad de detectar por quien votará la gente en las elecciones de mayo, tal vez en un intento de demostrar eficiencia antidemocrática  para que los ciudadanos se atemoricen frente al poder del gobierno y la carta de Miguel Franjul, explicando los motivos que lo impulsaron a su renuncia como director del Listín Diario. Ambas dan señales de actitudes irreflexivas preocupantes.

La democracia no puede ser considerada un juego en el que las reglas se aplican según las conveniencias o la posición donde usted de encuentre. La democracia como sistema no puede depender de los criterios de ningún  funcionario, ni siquiera de un presidente, puesto que además de haber costado muchos sacrificios.

Uno de los problemas principales consiste en que  todavía quedan algunos  confundidos con la democracia y sus alcances, puesto que habiéndola negado durante algún tiempo o enarbolado ideas y sistemas de aspiraciones  dictatoriales, pudieran entender que lo único importante es mantenerse en el poder a costa incluso de las bases mismas del sistema que permite el ejercicio democrático.

Eso quiere decir, que hay que tener la atención puesta en las actitudes de los que no han podido asimilar completamente la democracia como sistema, aunque la utilicen  como método táctico para llegar al poder, ya que talvez   pudieran sentirse atraídos por  la tentación de abandonarla si fuera necesario con tal de mantener los privilegios alcanzados.

Cuando se habla de democracia, no se trata de un simple jueguito para complacer los deseos de los que hoy impulsan la reelección de Leonel Fernández, y ayer lo hicieron con otros.

El poder se ha distorsionado y dimensionado de tal forma en nuestro país que es capaz de inducir a personas confundidas incluso a  pretender colocar la nación  de rodillas. Porque que no tiene límites. A pesar de de las imperfecciones, el país  ha podido levantar  un esquema con ciertas libertades y respeto,  que valen mucho.  Nuestra democracia, aunque con remiendos, ya tiene pantalones largos. Por lo que esas actitudes que muestran intransigencias irreflexivas y antidemocráticas  tienen que ser dignas de preocupación y mover a una reflexión seria. Porque si hay gente que no tiene límites,  el país tiene que establecérselos.

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