Pasado el susto del lunes por el temblor de 5.2 grados Richter sobre parte del territorio nacional, procede una evaluación de sus efectos en edificios escolares de la región del Este, principalmente, para establecer si los daños surgidos constituyen una señal de vulnerabilidad y de riesgos inmediatos que deban ser conjurados con reparaciones de emergencia o desocupación provisional. Se trata de fenómenos imprevisibles que de reaparecer con mayor intensidad, como no se descarta, afectarían a muchas personas. Por estar situada en una zona sísmica activa, la población dominicana debe renovar su atención a las recomendaciones y protocolos de autoprotección.
Estudios técnicos anteriores indicaron que importantes edificios públicos debían ser reforzados estructuralmente para acatar un código sísmico actualizado y de mayor garantía de resistencia; no existiendo la certeza de que después se procediera. Los agrietamientos en planteles de la zona oriental repiten impactos de anteriores temblores sobre tales edificaciones en más de una provincia, lo que activa preocupación por los diseños y ejecución de obras que podrían estar relacionados a grietas de alta incidencia en ámbitos de aulas. Las autoridades deben certificar que no revisten la gravedad que el observador común podría suponer ni comprometen la estabilidad de muros y techos por defectos y errores de construcción.
Bajo azote de la sequía
Diezmando hatos e impidiendo siembras, la falta de lluvia se ha convertido en un problema de la mayor magnitud para la zona del Noroeste y en algunas otras partes del territorio nacional con augurios de que las lluvias podrían tardar hasta tres meses para retornar . Las medidas que el Estado aplica rutinariamente para contrarrestar el tiempo seco en zonas muy específicas no han sido suficientes para evitar crisis en economías regionales que dependen de pocas actividades. La crisis de suministro supera los beneficios de la asistencia oficial. Deben duplicarse Lo auxilios que consisten en perforar pozos, crear lagunas artificiales y proveer forrajes de emergencia a ganaderos. La capacidad de operación de algunos acueductos urbanos debe ser protegida con la eliminación de desperdicios bajo atenta vigilancia de autoridades.