Activistas rechazan que iglesias opinen de aborto

Activistas rechazan que iglesias opinen de aborto

La activista feminista, especialista en Género y Desarrollo, Susi Pola, opina que legisladores y legisladoras no tienen que negociar con las iglesias sobre los derechos de las mujeres, en este caso del aborto, ya que la religión es algo personal y del orden de las creencias, mientras que las leyes, son generales, para toda la ciudadanía.
En tanto, la directora ejecutiva de la Colectiva Mujer y Salud, Cynthia Amador, está de acuerdo con la posición del reverendo Molina Rosario, aunque se mostró en desacuerdo con que se piense en valorar la decisión de las iglesias en un tema de legislación de los Estados.
Considera adecuado el hecho de que las iglesias evangélicas tengan una apertura más abierta, y cree, responde a una conciencia mucho más profunda de la complejidad de la vida humana, donde las mujeres se ven en situaciones en que necesitan abortar.
Pola y Amador evaluaron la prédica del pastor evangélico en su acostumbrada concentración del ministerio Batalla de la Fe, el 01 de enero de cada año, en el que expresó que no puede haber una cerradura hermética sobre el tema del aborto, que le impida al médico, en su sano juicio y ejercicio profesional, tomar una decisión sin temor a que luego pueda ser penalizado.
Sobre el pastor evangélico Ezequiel Molina, no le merece ninguna opinión y recuerda sus comentarios misóginos en ocasiones anteriores, pero sobre todo, no opina sobre declaraciones de personas que se deben a sus iglesias y a los temas de fe. A su juicio, el reverendo Molina no es una autoridad científica, ni de salud, ni de derecho, en el tema del aborto, por lo que no tiene que opinar del aborto en el aspecto legal.
«Hemos dicho muchas miles de veces que el aborto es un problema de salud pública y de derechos humanos, no de religión», afirma y entiende que «el tema del aborto no es un problema que debe estar en el Código Penal ni en ninguna ley punitiva, ya que es un problema de salud».
Dijo que las religiones, que son todas misóginas, no deben mezclarse con la tarea de legislar porque, mientras se legisla para un Estado aconfesional, las religiones atienden los asuntos privados de la fe de las personas.
Reiteró que «los derechos de las mujeres son iguales a los de los hombres.

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