Actuar en tiempo  actual

Actuar en tiempo  actual

En esta época, los  cambios se producen con tal rapidez que resulta en extremo difícil procesar los nuevos conocimientos que de ellos se derivan; incluso, a veces simplemente no podemos procesarlos porque tendemos ver la realidad presente con los supuestos teóricos y metodológicos con que nos formamos en el pasado. Hoy, el presente es también futuro y por eso tenemos una gran dificultad para actuar en tiempo real.  No admito, como dicen muchos desde posiciones conscientes o inconscientes de derecha, que vivimos el tiempo de fin de las ideologías y de los paradigmas, pero admito que muchos de los supuestos teóricos  con que anteriormente analizamos la realidad, actualmente son insuficientes para entender el mundo, en sentido general y en particular la sociedad dominicana de hoy.

Los cambios operados en el mundo moderno en la forma de producción de riqueza, en crear espacios o mercados para intercambiar y potenciar esa riqueza, tienen que provocar profundos cambios en la forma en cómo se organiza la forma de dominación política y la manera en cómo se organizan las clases y grupos por el control del poder. En la sociedad dominicana, asistimos a un particular bloque de dominación política donde se ha establecido una hegemonía caracterizada por una tendencia hacia el control absoluto de parte de una fracción de la clase política, desdeñando grupos de su propio bloque, aliados o subalternos.

Es hegemónico, dice Gramsci, el grupo “que conduce, que manda” en la esfera de política, también en la esfera de la economía. Hablaba, entonces, de una hegemonía  en una formación social donde la clase política ejercía una mediación entre la sociedad política y la sociedad civil; los políticos eran “empleados” del poder económico y la contradicción principal era trabajo/capital. Los cambios en la sociedad moderna, sobre todo en área de la producción de riqueza, ha determinado que los políticos hayan ampliado su margen de autonomía relativa frente a ese poder.

Por momentos, en la sociedad dominicana, la relatividad de esa autonomía se hace tan opaca que lleva a muchos decir que simplemente no existe. Aquí, la hegemonía la ejerce un grupo político  de vocación absolutista, a través de un entramado de relaciones con el mundo empresarial, desde una posición de posesión del control de la superestructura jurídica/política, que le garantiza una neta autonomía  frente a los grupos empresariales tradicionales, muchos de ellos víctimas del chantaje del referido grupo, que conoce el carácter doloso de algunas de sus actividades económicas.

Otro elemento a tener presente en el análisis de la particularidad del bloque dominante en esta sociedad, es saber cómo nació el actual grupo hegemónico (de una escisión del PRD), cómo forjó su identidad (contra ese partido) y cómo asumió el poder. En tal sentido, establecer una estrategia de ruptura del presente bipartidismo, haciendo abstracción de las causas que lo generaron y del potencial que tienen las contradicciones en que éste discurre, significa ignorar el país real y apostar a uno imaginario.

Romper la presente lógica de poder es un imperativo, pero no se logra sin un sólido movimiento, donde confluya todo aquel que se sienta amenazado. Sin exclusiones. Eso se llama actuar en tiempo actual.

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