Acuerdo salarial

Acuerdo salarial

Ningún pacto por la elevación de sueldos y salarios que obvie la producción, es satisfactorio. A lo largo de los años olvidamos esta realidad y apenas se ha producido un aumento en los ingresos del trabajador dependiente, se ha retornado al reclamo por nuevas alzas. En este sentido cabe recordar que el justamente denigrado Rafael L. Trujillo tenía más sentido de la realidad de su país, que quienes lo han sucedido. Con la excepción parcial de Joaquín Balaguer.

En los últimos cuatro lustros nos olvidamos que el Estado Dominicano tiene responsabilidad con la producción, sobre todo, de bienes de consumo. Olvidado el papel que debe asumir la organización jurídica de la sociedad, nos adentramos en un proceso de depauperación del pueblo. Y cuanto es peor, seguimos navegando, viajando sobre todo, como si todo funcionase a las mil maravillas. Las intensas tanto como prolongadas conversaciones sostenidas sobre los montos porcentuales a los que se elevaría el salario, prueban que no se marcha por el mejor camino.

De todas maneras, ese 17% de esta ocasión, ilusorio nuevo nivel del salario mínimo, acalló, momentáneamente, los reclamos. Pero llegar a la culminación de este proceso sin que en forma paralela se trazase una política de impulso a los sectores productivos, es vano. La nación dominicana no encontrará por sí misma, como pretendió Adam Smith que debía ocurrir, nuevos procesos productivos. Antes de que los actuales gobernantes, confesos nacionalistas, liberales de quehacer real, adoptasen este modelo, tuvimos un soñador. Fue don Sebastián Kindelán. Capitán y Gobernador General de la colonia española, en el período de la España Boba.

Pese a sus ideas, empatadas en el tiempo con la proposición de Smith, no contempló que los dos tercios de isla cambiasen su modo de vida. Por supuesto, no hizo nada en la población para estimular la ejecución del sueño. Contempló, impávido él, como lo vieron sus antecesores desde la Reconquista, que a ojos vista los súbditos se volvían cada vez más impotentes. En algunas de las relaciones escritas a la Corona, proclamó que los comerciantes dominicanos no podían pagar nuevos impuestos, ya que ni siquiera estaban en condiciones de cubrir los vigentes.

A ello estamos llegando en nuestros días, debido a que el Estado Dominicano está volviéndose incosteable. Como se tornó Grecia para los griegos y ahora viven al borde de una crisis impensable. Y se hizo Portugal para sus nacionales que ahora se ven requeridos, como los griegos, para disminuir gastos públicos y reorientar la economía bajo imposición multilateral. Dominique Strauss-Khan, quien desde su posición de director gerente del Fondo Monetario Internacional apañó Estados de gastos expansivos, ya no está en su cargo.

Por ello justamente, el Gobierno Dominicano está obligado a orientar los procesos productivos con sólido y efectivo apoyo a los sectores involucrados. Y a todos cuantos muestren iniciativas de impulsar formas de producción innovadoras. De otro modo, en breve, seguiremos oyendo que el salario mínimo no permite a nadie sobrevivir.

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