Acuerdos insulsos para una nación que zozobra

Acuerdos insulsos para una nación que zozobra

Se ha convertido en una especie de moda la suscripción de acuerdos en torno a la reforma constitucional. Con Miguel Vargas se suscribió uno que no está siendo cumplido por la Asamblea Nacional, por lo que está resultando vano. El PRSC suscribió otro que puede calificarse vago por limitarse a endosar lo presentado por el Presidente, reforzando su rol prohijador de la reforma, más que su proponente.

Por vanos y vagos, sumados a precedentes relativos al cumplimiento de lo firmado -y por limitarse a un tema de prioridad para el Presidente, no de una nación que clama por otras urgencias- dichos acuerdos terminarán siendo insulsos.

Mientras, la nación sigue zozobrando. Se siguen los desenfoques en la solución de problemas nodales y se está haciendo costumbre encararlos tangencialmente, desviando atenciones y solucionando periferias mediáticas.

Ahora se presenta el aumento tarifario y la reestatización de empresas como solución al problema eléctrico. Ayer la panacea era  criminalizar evasiones. Poco se habla de disminuir costos de generación y distribución que constituye la verdadera solución.

Se sigue pretendiendo superar déficits fiscales con nuevos impuestos y endeudamientos en lugar de reducir gastos; equilibrar balanza de pagos con inversiones extranjeras difíciles de advenir dentro de la crisis vigente, en lugar de fomentar producción sustituta de importaciones y promotora de  exportaciones; combatir la corrupción incrementando burocracia, diluyendo lo evidenciable  a simple vista; combatir tráfico ilegal de personas, bienes y sustancias con autoridades cómplices y conniventes o encarcelando autores para que operen dentro de recintos incontrolables; limitar la preservación ambiental a poses de siembra de arbolitos mientras se destruyen reservas científicas; encarar la pobreza con subsidios y no con fuentes de trabajo; mejorar salud aplicando la seguridad social en lo financiero; mejorar la tecnología descuidando  educación básica y enseñar idiomas extranjeros mientras el propio se deteriora.

Seguimos sin ponderar el neoproteccionismo que   se apodera de los EEUU, exponiendo determinados renglones de nuestra economía como las zonas francas.

Seguimos pasando por alto la atención preferencial de las potencias hacia Haití, así como la tradicional solución de desembarazarse de su amenaza migratoria orientándola hacia nuestro territorio, inspirándose en esquemas políticos asociados a la  reunificación de la isla, que pueden conllevar ocupaciones militares sobre las que demócratas  norteamericanos tienen experiencia.

La nación sigue pues zozobrando. En medio de acuerdos insulsos.

Sólo que, ahora, ya no será responsabilidad del gobierno sino también de una oposición debilitada por la insipidez; contraviniendo la admonición del líder republicano español Manuel Azaña relativa a  la necesaria buena oposición para que haya un buen gobierno.

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