Acumulación originaria y
burocracia oficial en la RD

Acumulación originaria y<BR>burocracia oficial en la RD

DIÓGENES CÉSPEDES
diógenes.cespedes@gmail.com 
En el capítulo de “El capital” donde Carlos Marx explica la acumulación originaria, el círculo vicioso de la deuda pública con la cual los gobernantes ilusos creen resolver las sucesivas crisis producidas por las dificultades de la producción y la incapacidad para extraer la plusvalía absoluta a los obreros, conduce a su  propia destrucción, junto con el control de la burocracia gubernamental para usufructo patrimonialista y clientelista de los sucesivos gobiernos de los tres grandes partidos políticos dominicanos en alianza con los pequeños.

Se añade a esta crisis de la sociedad capitalista y su fracción dominante, la financiera, el reparto de favores al sindicalismo corrompido, el parasitismo de las oenegés, la corrupción en los medios de comunicación y en los “aparatos” ideológicos encargados de asegurar la reproducción en el seno del sistema capitalista, según la perspectiva profética de Marx.

No será el socialismo, como se creía antes de 1989, quien verá pasar el cadáver del capitalismo, sino el mismo capitalismo el que verá pasar, como ley de todos los imperios, su propio cadáver. El asesinato de los hermanos Kennedy y Martin Luther King, Jr., inicia en los Estados Unidos la crisis del imperio, como la marcó el Roma el fin del último César legítimo y la elección de los emperadores  por el ejército, según el mejor postor.

El punto intermedio de la crisis del imperio norteamericano está marcado por la turbidez de las dos elecciones de George Bush y la destrucción de las instituciones claves del imperio: la Corte Suprema y la prensa. Ese imperio se desmoronará de la misma manera que el de la ex Unión Soviética: sin disparar un tiro. Los 52 estados serán igual número de reinos de Taifa. Igual que como se independizaron de la federación rusa las distintas repúblicas que formaban la ex Unión Soviética, gracias a su paneslavismo destructor de las especificidades políticas y culturales de los vecinos.

En espera de ese día –y que nadie puede profetizar cuándo sucederᖠse ha producido en nuestro país el círculo vicioso del cual no parece salir nunca y que consiste en el secuestro de lo que aquí llaman Estado y sus dependencias gubernamentales por parte de los tres partidos mayoritarios y sus satélites –los partidos pequeños, las oenegés, los medios de comunicación y el antiguo sindicalismo que ha convertido a sus dirigentes en prósperos empresarios–.

Unidos todos estos sectores, han convertido al sector público en la más próspera burocracia oficial, más temida incluso que el poder de los industriales y del capital financiero, pues es la fuerza política que más empleos genera, prevalida además del poder represivo del “Estado” y la coacción que este ejerce en contra de lo sectores subalternos cuando se le quieren rebelar.

En nuestro país son raros los sujetos, sean empleados públicos o no, que saben que los sueldos que reciben del gobierno de turno son pagados con una parte de la plusvalía extraída a los obreros por los capitalistas y que el sector privado paga por medio de impuestos a lo que aquí llaman Estado dominicano. El hecho de que la mayoría de la gente confunda los vocablos sueldo y salario, así lo confirma.

Sueldo reciben los empleados públicos; salario reciben los obreros de parte de la empresa privada como pago de una parte del tiempo de su fuerza de trabajo productora de plusvalía. El pago de sueldos a la burocracia oficial es por su trabajo improductivo, como le llama Marx. Pero modernamente este trabajo de la burocracia no se considera improductivo, sino que forma parte de la necesaria reproducción del capital para asegurarse las condiciones sociales de su reproducción y dominación.

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