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QUITO (AFP).- El presidente de Ecuador, Lucio Gutiérrez, denunció este martes que la oligarquía -a la que acusa de corrupta- intenta sembrar el caos en Ecuador, aseguró que cumplirá su palabra de transformar el país o morir en el intento y negó que su gobierno sea una dictadura.
El mandatario rechazó además un llamado de algunos sectores para realizar manifestaciones callejeras contra su gobierno y dijo que «desde ahora responsabilizo a los líderes de la oligarquía de lo que pueda ocurrir en esos actos de protesta injustificada».
El diputado Guillermo Landázuri, presidente del opositor partido Izquierda Democrática (ID), ha pedido a los ecuatorianos que salgan a las calles a protestar contra el régimen de Gutiérrez, en tanto que el alcalde de Guayaquil (suroeste), Jaime Nebot, hizo lo propio en esa urbe para el próximo viernes.
Nebot acusó a Gutiérrez de incumplir los compromisos del gobierno con esa ciudad -polo económico de Ecuador- y en una aparición en la televisión dijo: «de Guayaquil no se burla nadie, así sea el presidente de la República» y señaló que «saldremos a las calles a hacernos respetar».
Gutiérrez rechazó de inmediato las advertencias de Nebot y dijo que «al presidente nadie lo amenaza».
Landázuri, quien dejó el pasado 5 de enero la presidencia del Congreso Nacional, donde fue reemplazado por el diputado Omar Quintana, del Partido Roldosista Ecuatoriano (PRE, del ex presidente Abdalá Bucaram), dijo que la ID no volverá al hemiciclo mientras Quintana ejerza esa responsabilidad.
«Lo actuado en el Legislativo es ilegal e inconstitucional y por lo tanto volveremos a sesiones cuando esa situación se corrija», dijo Landázuri.
El Partido Social Cristiano (PSC, derecha), del ex presidente León Febres Cordero (1984-1988), a quien Gutiérrez acusa de ser el líder de la que llama «oligarquía corrupta», está enfrentado al régimen y rehusó presentar candidato para optar a la primera vicepresidencia del Legislativo.
«No podemos hacerlo porque la elección de Quintana es ilegal e inconstitucional y presentar candidato sería validar lo que no es correcto», argumentó el diputado Alfonso Harb, del PSC.
Quintana, de 61 años, fue elegido por una mayoría de 55 diputados que apoyan al gobierno de Gutiérrez y que en diciembre pasado reorganizó la Corte Suprema de Justicia (CSJ), según el mandatario, para «despolitizarla».
La disolución y posterior integración de la CSJ ha sido calificada de inconstitucional por diversos sectores del país.
Gutiérrez, por su parte, dijo que esas acusaciones de la oposición «son movimientos de la oligarquía con el único afán de crear el caos e inestabilidad política en el país».
«Los solapados defensores de la oligarquía, a quienes la ciudadanía les identifica con claridad, andan invitando a movilizaciones callejeras, sin medir las consecuencias que estos hechos puedan tener para el país», sostuvo el jefe de Estado en tono duro y decidido.
«Nunca antes Ecuador ha presenciado una arremetida tan feroz e irresponsable de los grupos reaccionarios y oligárquicos como ahora, debido a que nunca hubo un gobierno, que enfrentara a estos poderosos para que sean honrados y paguen sus deudas, como pagan los pobres de la Patria», agregó.
«Ecuador vive momentos históricos pues jamás los oligarcas fueron enfrentados en serio por un gobierno del pueblo», aseguró Gutiérrez tras insistir en que «cumpliré mi promesa de campaña de cambiar al país combatiendo la corrupción o moriré en el intento».
«Soy un presidente dispuesto incluso a dejar su vida para que el Ecuador cambie por un futuro mejor para nuestros hijos», insistió el jefe del Estado y dijo que «no es cierto que mi gobierno sea una dictadura».
Explicó que la oposición utiliza el argumento de la dictadura «para desinformar, para despistar a los ciudadanos, para crear el caos y atentar contra la democracia» e hizo una invitación a la reconciliación nacional, pero sin dar tregua a las reformas políticas que presentará al Congreso, porque «sólo el pueblo salva al pueblo».
