Bohechio. SAN JUAN. El suicidio de la madre del prófugo David Castillo Luciano (Petete), se debió a las constantes acusaciones de que había preparado a su vástago para que se convirtiera en invisible y evadiera su apresamiento.
La señora Estela Castillo Luciano se quitó la vida al lanzarse del río Yaque del Sur, en la comunidad de Arroyo Cano, de este municipio.
Petete es acusado de supuestamente descuartizar a machetazos a un agricultor hace cerca de un año.
Residentes en esta localidad, tras conocer de la tragedia, informaron que en varias ocasiones la madre de uno de los prófugos más buscados, habría dicho estar desesperada y que no aguantaba más las acusaciones en su contra, que la tenían al borde de la locura.
El profesor Carlos Manuel Sánchez y Sánchez, presidente del Comité para el Desarrollo de Arroyo Cano, declaró que la señora Castillo Luciano cayó en una profunda depresión y desesperación por las tantas acusaciones de familiares del productor agrícola Luis Noel Sánchez y Sánchez, cuyo cadáver fue encontrado descuartizado en una parcela de su propiedad, el 20 de mayo del 2011, a poca distancia de ese distrito municipal.
Sánchez y Sánchez dijo que en la medida en que efectivos de la Policía Nacional y personas del lugar buscaban al prófugo, sin resultado, crecían las acusaciones y creencias de que su madre lo habría preparado de tal manera que cuando las autoridades lo avistaban desaparecía como por arte de magia.
Señaló que la noche del pasado martes, un comerciante de apodo Papito informo haber visto a Petete próximo a su negocio, cerró las puertas, salió por detrás a buscar refuerzo para apresarlo, pero cuando el grupo llegó al lugar, el prófugo había desaparecido como por arte de magia
No obstante, Sánchez y Sánchez, quien conoce a la mayoría de los familiares de la señora Castillo Luciano, dice descartar esa versión, por considerarla fuera de toda lógica, porque, según explicó, entre esa familia hay muchos que han sufrido de problemas mentales.
Yo soy nacido y criado aquí en Arroyo Cano Esa señora era una infeliz, que casi no hablaba, y cuando lo hacía era por parábola. Había que sacarle las palabras, expresó el profesor Sánchez y Sánchez.