Acusaciones contra Bush causan terremoto político

Acusaciones contra Bush causan terremoto político

WASHINGTON (EFE).- Las acusaciones de un ex asesor de la Casa Blanca de que el presidente George W. Bush ignoró las amenazas terroristas antes del 11-S y de que posteriormente las vinculó sin evidencias con Irak causaron ayer un terremoto político en EEUU.

La Casa Blanca se multiplicó para desmentir las afirmaciones de Richard Clarke, asesor en materia de terrorismo, quien en un libro y en una entrevista televisiva calificó de irresponsable y manipulador a Bush en la lucha antiterrorista y en la guerra contra Irak.

Las manifestaciones de Clarke, coordinador antiterrorista el día en que fueron asesinadas más de 3.000 personas en EEUU, son las más contundentes contra Bush realizadas por alguien que, hasta hace 13 meses, formó parte del núcleo más cerrado de su administración.

En su libro «Contra todos los enemigos», relata entre otras cosas que Bush y sus principales asesores ignoraron las conclusiones de un informe que ellos mismos le habían encargado, en el que se concluía que Al Qaida era una amenaza inminente.

Clarke asegura que no sólo no se hizo nada, sino que en los meses posteriores el secretario de Defensa, Richard Rumsfeld, y su «número dos», Paul Wolfowitz, «se aprovecharon de esta tragedia nacional para promover su agenda en favor de la invasión de Irak».

El libro fue publicado ayer, un día después de que Clarke concediera una entrevista a la cadena de televisión CBS, en la que afirmó que llegó incluso a sentirse «intimidado» por las presiones que recibió para encontrar un vínculo entre Al Qaida y Sadam Husein.

Por esta razón, el ex asesor consideró «escandaloso que el presidente se presente a la reelección sobre la base de que ha hecho cosas magníficas contra el terrorismo, cuando lo ignoró».

«Ignoró el terrorismo durante meses, cuando quizá pudo haber hecho algo para detener el 11-S. Nunca lo sabremos», señaló.

La consejera de Seguridad Nacional, Condoleezza Rice, desmintió las revelaciones de Clarke y las atribuyó a la decepción que le pudo causar no haber sido el elegido para ocupar el cargo de secretario adjunto en el recién creado Departamento de Seguridad Nacional.

Sean McCormack, vice portavoz de la Casa Blanca, subrayó que «nada hay más lejos de la verdad» que lo contenido en el libro y en las declaraciones del ex asesor, al que acusó de ser responsable de que EEUU no estuviera prevenido ante un ataque en su territorio.

McCormack recordó en la cadena de televisión CNN que en la primera semana de la nueva administración, Rice encargó a Clarke un informe con recomendaciones sobre lo que se tenía que hacer «para atacar más agresivamente a Al Qaida en Afganistán».

«Clarke reconoció que había ‘células durmientes’ en territorio de EEUU, pero no hizo recomendaciones sobre cómo reforzar la seguridad interna y fue Rice quien le dijo que le echara un vistazo», dijo.

McCormack no desmintió que Clarke recomendara una reunión diaria al máximo nivel en la Casa Blanca para analizar la amenaza, pero manifestó que «no era una reunión lo que hacía falta, sino acción».

El portavoz fue más allá y acusó a Clarke de no hacer su trabajo: «lo que falló fue que el señor Clarke no prestó atención a la seguridad interior y estaba pendiente de lo que ocurría fuera».

Sobre Irak, Clarke cree que el 11-S fue la excusa perfecta del Gobierno Bush para preparar un objetivo largamente anhelado: el derrocamiento de Sadam Husein, por lo que se fabricó la existencia de vínculos entre el régimen de Bagdad y Al Qaída.

«Pienso que querían creer que había una conexión (…), pero simplemente no existe esa conexión. No hay ninguna evidencia en absoluto de que Irak estuviese apoyando a Al Qaida», escribe.

Clarke explica en el libro que fue el propio presidente quien un día después del 11 de septiembre le pidió que investigara la posible implicación de Irak y que a partir de ese momento «la Casa Blanca manipuló con mucho cuidado a la opinión pública».

«Nunca llegó a mentir (..), pero sabían bien que no había conexión. Se lo dijimos nosotros, la CIA, el FBI. La tragedia es que los estadounidenses fueron a morir a Irak pensando que se vengaban del 11-S, cuando Irak no tenía nada que ver», denunció.

«Creo que si un comandante en jefe y un vicepresidente permiten una cosa así es que no tienen escrúpulos», concluyó.

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