Acusan hombres de robar órganos a cadáveres EU

Acusan hombres de robar órganos a cadáveres EU

POR GILES HEWITT
NUEVA YORK, Feb 23 (AFP) –
Cuatro hombres, entre ellos el propietario de una funeraria y un dentista, fueron acusados este jueves en Nueva York de robar huesos y órganos de más de un millar de cadáveres como parte de un lucrativo negocio de tráfico que les reportó millones de dolares.

   En una trama propia de «película de terror barata», en palabras del fiscal del distrito de Brooklyn (Nueva York), los cuatro hombres se enriquecieron vendiendo partes de cadáveres a compañías de transplantes de órganos.

   Aunque los acusados sustituían los huesos por tubos de plástico para que no se descubriera el robo, era frecuente que se dejaran dentro del cuerpo guantes, trapos y otras evidencias antes de sellarlos de nuevo.

   «La magnitud de la crueldad mostrada es increíble», dijo Hynes.

   «Para los miles de familiares de los fallecidos cuyos órganos fueron usados con fines lucrativos, así como para quienes los recibieron, no se trata de una mala película. Era real», manifestó Hynes.

   Los órganos eran extraídos en la funeraria de uno de los acusados, Joseph Nicelli.

   También fueron imputados Michael Mastromarino, un dentista, y dos cómplices, Lee Crucetta y Christopher Aldorasi.

   Entre las víctimas de las sustracciones se encontraba Alistair Cooke, un conocido periodista de la cadena pública británica BBC, muy conocido en su país por un programa radiofónico llamado «Carta desde América» que estuvo en antena durante cincuenta años.

   Cooke murió en Nueva York en marzo de 2004 de cáncer de pulmón. Su enfermedad y su edad fueron alteradas presuntamente con el fin de facilitar la venta de sus órganos.

   Como las normas para transplantes especifican unos límites de edad y condiciones sanitarias, los acusados falsificaban certificados. Así, en el caso de Cooke, las partes robadas de su cadáver se hicieron pasar por las de un hombre de 85 años fallecido de un ataque al corazón.

   Según las 122 páginas del acta de acusación, los acusados extrajeron partes de 1.077 cadáveres en cinco años y las vendieron a compañías de transplantes para su uso en todo el mundo.

   En el mercado legal, un cadáver puede aportar hasta 250.000 dólares a estas empresas, dijo Hynes, que cifró en millones de dólares los beneficios que lograron los imputados.

   Como las partes extraídas no fueron correctamente analizadas, la fiscalía cree que existe un serio riesgo de infecciones para sus destinatarios.

   «Esta conducta espantosa ha sembrado el miedo en todos aquellos que han recibido implantes», dijo el comisionado del Departamento de Investigación de Nueva York, Gill Hearn.

   La investigación del caso empezó de un modo totalmente accidental, cuando el propietario de una funeraria de Brooklyn que había pertenecido a Nicelli denunció que éste se había quedado el dinero de un funeral.

   Una detective que visitó la empresa encontró «una auténtica sala de operaciones» quirúrgicas, más que para los preparativos propios de un funeral, lo que despertó sus sospechas.

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