El consultor internacional Eduardo Gamarra se desbordó hablando ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado de los Estados Unidos sobre al Plan de Seguridad Democrática, diseñado y supervisado por él en República Dominicana y ante el interés de ese órgano legislativo, este “gurú” del diseño y ejecución de políticas de seguridad, responsabilizó a otros de las fallas del Programa Barrio Seguro, de la misma manera que lo hizo Adán ante los cuestionamientos del Creador sobre el por qué de su falla, respondiendo de forma imprudente: “la mujer que me diste” es la culpable. 

Gamarra indicó que la politización de este programa ha sido la principal razón por la cual no ha funcionado en nuestro país, sin embargo tendríamos que preguntarle a este “non plus ultra” de las políticas públicas de seguridad y defensa, si no estuvo al tanto de la implementación del proyecto desde sus inicios, para así corregir las desviaciones que se presentaran, o al igual que Caín responderá: “Soy yo a caso guardián de Abel?” a menos que su contrato expirara en el momento mismo de entregar su receta enlatada a las autoridades y procediera entonces a lavarse las manos como Pilato, pretendiendo así,  quedar exento de toda responsabilidad futura.

La realidad es que el diseño importado por Gamarra tuvo defectos desde el primer momento de su aplicación. La compleja vía de participación interinstitucional, que hacía del Ministerio de Interior y Policía un punto de convergencia de las agencias públicas para desde ahí intervenir las comunidades incluidas en el Programa, ha sido un escollo que ha dificultado el éxito esperado en el mismo.

La actitud de este consultor extranjero nos ratifica la enseñanza de San Pablo: “examinadlo todo y retened lo bueno”, pues es tiempo de hacer nuestras propias recetas ya que al final del camino, los dominicanos somos los responsables de nuestro propio destino.