El director general de Normas (Digenor) Julio Santana; y el presidente de la Asociación Dominicana de Embotelladores de Agua purificada (Adeagua) David Toribio Lantigua, pidieron al Ministerio de Salud Pública entrarle a los camioncitos que venden agua a granel y en las peores condiciones sanitarias.
Dijeron que esa agua solo debe ser usada en labores del hogar como limpieza de sanitarios y lavado de vehículos, jardinería y otras, no para consumo humano ni cocimiento de alimentos.
Santana y Toribio hablaron por separado en la firma de un convenio entre Adeagua y el Colegio Médico Dominicano (CMD) cuyo presidente, Senén Caba, dijo que según las estadísticas de organismos internacionales, entre un 25 y un 30 por ciento de los dominicanos no tiene acceso a un servicio de agua de calidad.
Santana expresó que Digenor tiene el sagrado compromiso de velar por la salud del ciudadano.
Por otro lado, el presidente de Adeagua denunció que en la venta de agua a granel están involucradas algunas iglesias que se creen que están vendiendo agua bendita.
Recordó que la norma 64 establece que el agua para consumo humano debe llegar al consumidor herméticamente cerrada.
Toribio se quejó de la forma en que se manipula el agua que venden al granel los camioncitos en la capital y en la provincia de Santo Domingo.
No hay ninguna garantía en esas condiciones, al aire libre, con una manguera y un hombre que orina y sin lavarse las manos vuelve y toma la manguera y sirve el agua en un cubo, cubeta, un botellón, lo que sea, dijo.
Toribio expresó que el reglamento ténico número 64 de agua potable envasada especifica que los camioncitos no pueden vender agua que no sea apta para la ingesta humana. Indicó que iniciará una campaña educativa con el Colegio Médico Dominicano.
Un plan que no acaba de arrancar
El 21 de diciembre del año 2009, el ingeniero Luis Morilla, por entonces subdirector de Salud Ambiental del Ministerio de Salud Pública, aseguró a este diario que esa dependencia metería en cintura a las plantas procesadoras de agua para el consumo humano.
Para ello, a principios del 2010 se desarrollaría un amplio plan de regularización y fiscalización a la producción, comercialización y venta del agua. Eso incluía que cerrarían las plantas que no tuvieran laboratorio y que se prohibiría totalmente que el agua a granel fuera vendida para el consumo humano.
Con esa finalidad, los camiones serían obligados a llevar un letrero con la advertencia no apta para consumo humano, prohibida para beber. En caso de no tenerlo, el camión se incautaría.
No fue hasta noviembre del 2010, sin embargo, que Salud Pública y el Centro de Operaciones de Emergencia (COE) hicieron mayor énfasis en advertir a la población que no consumieran esta agua. En ese momento se temía que pudiera estar contaminada con cólera.
En cuanto al cierrre de plantas, no se ha vuelto a hablar de este tema desde el año 2009. Lo que sí se ha hecho, aunque en pequeña escala, es la incautación de camiones. La última tuvo lugar en San Pedro el 22 de enero de este año.