“No debes de andar entre tu pueblo con el fin de calumniar. No debes ponerte de pie contra la sangre de tu prójimo. Yo soy Jehová”. Levítico 19:16.

El doctor Salvador Jorge Blanco, fallecido el 26 de diciembre último, fue víctima de la calumnia y la perversidad del presidente Joaquín Balaguer, quien usó la calumnia para denigrar junto a execrables paniaguados suyos, y vulnerar el precepto bíblico de Levítico que inicia esta segunda tanda de reconocimientos del autor al brillante tribuno y talentoso escritor y articulista.

Salvador Jorge Blanco integra una reducida nómina de civilistas que gobernaron al país incluyendo a Benigno Filomeno Rojas y Ramos, Gregorio Luperón, Juan Isidro Jimenes Pereyra, Eladio Victoria, Ramón Báez Machado, Rafael Filiberto Bonnelly Fondeur, Juan Bosch y Gaviño, Héctor García Godoy, Antonio Guzmán Fernández y Leonel Fernández Reyna.

Los otros 28 gobernantes fueron déspotas en el pleno término de la expresión y etnarcas que suprimieron las libertades ciudadanas entre ellas la de tránsito en aquel infamante pasaporte que prohibía visitar los países comunistas de entonces. 

SJB defendió a los perseguidos por los remanentes de la tiranía trujillista y a los perseguidos de la infamante Era Balaguer. Redactó junto a los juristas Hugo Tolentino Dipp, Jottin Cury, Aníbal Campagna y Freddy Prestol Castillo, el Acta Institucional que posibilitó el fin de la guerra fratricida de abril 1965, la instauración del gobierno provisional del presidente Héctor García-Cáceres y la desocupación de la segunda afrentosa intervención del imperio en nuestro país.

Construyó la presa de Río Blanco y el complejo deportivo La Barranquita en su patria chica. Los altos precios del petróleo, descenso de exportaciones, deuda contraída por el presidente Antonio Guzmán de US$940 mm que encontró de Balaguer a US$2,965.6 mm le obligaron a firmar con el FMI, produciéndose el triste 24-04-84 que produjo 96 muertos.