¿Adictas al romance?

¿Adictas al romance?

El primer beso, la primera caricia, aquella canción romántica, el flechazo. De seguro que todos  hemos pasado por ese fantástico momento de estar muy enamorados.

Nerviosismo, sudor, un nudo en el estómago, son algunos de esos síntomas clásicos que se sienten.  

Sin embargo, hay personas que  en la búsqueda de vivir constantemente esas emociones  se enfrascan en un círculo vicioso del que no pueden salir y se vuelven adictas al romance.

Jorge Castelló, psicólogo clínico y autor del libro “Dependencia emocional”, reconoce en su libro  que efectivamente  hay personas adictas al romance.

“Estas  personas inician una relación sexual o simplemente una relación sin estar interesados por ninguna de las dos. Buscan simplemente vivir  de la experiencia  romántica o de la nueva aventura”.

Así, se convierten en  expertos en intimidad del momento: “desde que te vi me enamoré”, son algunas de las frases más comunes que suelen utilizar.

Y es que la verdadera intimidad los asusta y la evitan cambiando de pareja constantemente, según  explica.

Miedo a la soledad

Las personas muy dependientes viven para el amor,  según  comentó Carlos Sirvent,  psiquiatra e investigador clínico de la Fundación Instituto Spiral, durante el  Encuentro  sobre Dependencias Sentimentales, donde se trató sobre las dependencias afectivas, adicciones al amor, codependencia y bidependencia, organizado por la Fundación Instituto Spiral, realizado en Madrid.

“Es una pseudoidealización, es obsesiva, intolerante, acompañada de sentimiento de estar atrapado y atado en la relación y, al mismo tiempo, atrapan ellos al otro”, precisa.

“El adicto o adicta al amor -indica el psiquiatra- se enamora de una y otra persona, pero no cierra las relaciones. Está enamorado de todas las parejas. Va de “flor en flor” y por esto  fracasa en todas las relaciones, sostiene.

Esto hace que repita con sucesivas parejas comportamientos similares sin llegar a conocer en él  a la otra persona.

Proyectan en la otra persona lo que buscan, pero en el fondo desconocen a la persona de la que creen estar enamorados.

Lo más característico de este tipo de  enamorados es su miedo a estar solos y el profundo dolor que les produce la ruptura con su pareja, hasta el punto de quedar, según el siquiatra, “marcado  por la pérdida”.

Es que el miedo a la soledad, a la pérdida es muy fuerte y no lo soportan.

Viven tan sometidos a la proyección de esa imagen que para no perderla son capaces de humillarse, de entregarse “todo”  a la otra persona,  y de hacer esas típicas cosas como tomar el  teléfono  y llamar constantemente», detalla.

El psicólogo Jorge Castelló también confirma el “gran miedo” que las personas dependientes sienten. Así como una  baja autoestima y una necesidad afectiva muy fuerte, que es lo que les obliga a buscar una pareja que satisfaga esta “necesidad”.

Asimismo, afirma que son personas que se vuelven muy sumisas,  buscan continuamente agradar a sus parejas y siempre tienen la sensación de que la relación se puede romper.

“Son muy inseguras en cuanto al mantenimiento de la misma, porque la necesidad afectiva de la otra persona es muy grande. Además, cuando no tienen una relación la obsesión se concentra en la pareja anterior, a la que pueden continuar bombardeando con mensajes, llamadas o incluso encuentros sexuales”, explica Castelló. 

Según  aseguró  el sicólogo en su libro, la felicidad sólo existe en las primeras fases de la relación, cuando se da un proceso de mucha euforia y la pareja muestra lo mejor de sí misma.

Sin embargo, advierte,  que esta situación “dura muy poco” y que el desequilibrio entre el dependiente y su compañero genera un gran deterioro.  “No obstante, lo que más teme el dependiente no es dicho deterioro sino la ruptura, sin pensar en lo pésima  que sea la relación”, insiste.

La persona que  reúna estos síntomas debe acudir a un experto en  salud mental para  que el especialista  trabaje analizando la  situación.

Tratamiento

El experto aconseja

La mejor forma de trabajar con estas personas es mientras están sin pareja, para que poco a poco recobren su autoestima:  el gran objetivo es éste y establecer una pauta de equilibrio en sus futuras relaciones de pareja, en la que en lugar de idealizar y someterse al otro tengan la exigencia afectiva que todos debemos tener,  indica Jorge Castelló.

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