¡Adiós a esas manchas!

¡Adiós a esas manchas!

Hay despensas que son auténticos arsenales de productos de limpieza y, sin embargo, cuando se produce la fatal mancha no conseguimos que ninguno de ellos surta el efecto deseado y la haga desaparecer. Los trucos de limpieza caseros son muy a menudo el remedio ideal para cualquier contingencia en el hogar.

Tómelo con calma, le ofrecemos un buen batallón de remedios con los que atajar cualquier problema de limpieza.

En cuanto a limpieza, condimentos a mano.

Si humedece la ropa de color en agua y sal antes de introducirla en la lavadora, evitará que se decolore y que se mantenga inalterable por más tiempo.

No somos conscientes de las posibilidades que nos ofrecen en el terreno de la limpieza los condimentos que tenemos a mano y tan común como la sal.

Un producto tan económico como la sal es un eficaz quitamanchas, sobre todo para la grasa de las sartenes y las bandejas del horno, sino también para eliminar la grasa de la ropa si se frota sobre ella directamente. Además, aviva el color de tejidos como la lana. Si quiere hacer una prueba antes, aplique una capa de sal sobre las alfombras, deje que actúe un rato, y retire la sal con un aspirador. La alfombra queda totalmente rejuvenecida.

Si humedece la ropa de color en agua y sal antes de introducirla en la lavadora, evitará que se decolore y que se mantenga inalterable por más tiempo.

Disuelta en un poco de agua, la sal también deja como nuevas esteras o muebles de fibras naturales como el mimbre o el ratán.

Manchas en textiles

Procure quitar las manchas cuando aún no se ha secado, le resultará mucho más sencillo.

Si tiene que frotar con un paño, evite los que destiñan o sean de colores diferentes al textil que tiene la mancha, con el fin de no dañar más la zona.

No meta la prenda en la lavadora sin antes haber intentado quitarla. Lo que conseguirá es que se adhiera más al tejido y resultará imposible desprenderla.

Si duda si el producto que va a utilizar es el adecuado, pruebe primero sobre una esquina y del revés para conocer el efecto que provoca y así determinará si es válido o no.

Las tapicerías de sillas, sofás y sillones son siempre las que más se rozan y cogen suciedad con su uso diario. Las zonas que se oscurecen con el roce, especialmente los brazos del sofá o los bordes de la silla quedan como nuevos si con cierta periodicidad se les frota con un poco de amoníaco mezclado con agua, para rebajar su intensidad.

Pantallas relucientes

 Las pantallas de las lámparas no son un elemento fácil de limpiar por tratarse de un material delicado. Las realizadas en pergamino son elegantes, pero muy delicadas y necesitan una limpieza especial. Un pequeño aspirador de mano les retira el polvo sin ningún daño para su textura.

 Para mantenerlas flexibles y evitar que el pergamino se reseque y pueda romperse, un paño humedecido con agua y cera líquida es la solución.

 Si la suciedad se ha hecho fuerte lo ideal es detergente y unas gotas de amoniaco.

Baño y cocina

Las encimeras, tanto del baño como de la cocina, suelen perder su brillo con el tiempo. Para mantenerlas brillantes hay que pasar un paño húmedo a diario y secarlas bien, así se consigue acabar con la cal del agua.

Hay que evitar que se derramen aceites o sustancias abrasivas como las colonias o el alcohol, porque el mármol es muy poroso y las manchas penetran con facilidad. Si ocurre, lo mejor es limpiarla con rapidez con jabón neutro, y tras un buen aclarado secar.

Si no se ha podido actuar con diligencia, lo mejor para eliminar las manchas de grasa es aplicar una pasta hecha a base de lejía y yeso, dejándola actuar durante unos 30 minutos; después sólo hay que aclarar con jabón neutro. EFE REPORTAJES

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