La covid-19 le arrebató la vida a la figura más influyente y universal de la moda japonesa.
El pasado domingo se anunció la muerte de Kenzo Takada, conocido simplemente como Kenzo, (nombre de su marca), y amado en el mundo de la moda por convertirse, tras su llegada a la pasarela de París, en un creador que se atrevió a integrar el espíritu oriental con el pragmatismo urbano.

Un portavoz de la firma informó que el diseñador, de 81 años, se encontraba hospitalizado en un centro de salud de París, Francia, en el momento de su muerte.

El color fue su sello, incluso, los críticos de moda aseguran que este japonés desafió la sobriedad parisina con una explosión de colores, prendas asimétricas, telas multicolores y géneros vanguardistas. Los tonos vibrantes, fuertes y alegres de la paleta de los amarillos, naranjas, azules y verdes eran parte de su inconfundible impronta, presente en cada vestido, camisa y kimono que diseñaba.

Nada de estas atrevidas innovaciones era exhibida en la alta costura francesa de 1970, cuando Kenzo llegó y comenzó a mostrar su talento.

Para ese entonces, y luego, en la década de 1980, compitió con grandes marcas de trayectoria como Chanel, Dior o Balenciaga, creando un imperio mundial de la indumentaria.

Era un artista completo, compartía al arte del diseño con la pintura -su última pasión y adicción- y el yoga. “El arte y la moda no son tan diferentes”, manifestó el diseñador en una entrevista.

Rupturista y multicultural.
Así ha sido calificado y, para muestra, sus creaciones. Además de diseñar para mujeres, es autor de diferentes colecciones de ropa masculina, deportiva y de un imperio de perfumes.
El hombre optimismo. Nacido el 27 de febrero de 1939 en Himeji, cerca de Osaka, Kenzo se apasionó de muy joven por el diseño y la costura que aprendían sus hermanas.

Había estudiado moda en la Tokio’s Bunka Fashion College y al poco tiempo se estableció en París, la capital de la moda, para volcar su ‘positividad’ y explorar su lado creativo e innovador.

Con sus “casi ocho mil diseños”, el japonés “nunca dejó de celebrar la moda y el arte de vivir”.

Su primera colección data de 1970. Comenzó a vender las prendas que confeccionaba en su tienda de la Vivienne Gallery: Jungle Jap. “Quería combinar las dos cosas que amaba: la jungla y Japón”, dijo. Seis años después, fundó su marca con solo su nombre de pila.