Entre lágrimas, aplausos, rosas blancas y el reconocimiento de su familia, de sus empleados, de personas que se beneficiaron con el servicio inigualable que creó, fue sepultada ayer Mary Pérez Pintado, viuda Marranzini. Deja en el Centro de Rehabilitación su obra de toda una vida, ejemplo de liderazgo y el alma compasiva para ayudar a la gente con discapacidad.
Su cuerpo descansa en el cementerio Puerta del Cielo. La ceremonia fue realizada en la intimidad de su familia. Mama Mary, como era llama por sus íntimos, recibió un emotivo homenaje de cuerpo presente en la sede de Rehabilitación, en Santo Domingo, donde se lloró mucho su partida. El adiós estuvo marcado por testimonios de trayectoria ética, la ternura con la que crió a su familia y realizó su ministerio de servicio y el compromiso que asumió con dignidad, lo que hace merecedora de ser recordada como la mujer que le dio a la República Dominicana el servicio de rehabilitación que necesitaban los pobres y que ningún gobierno lo había concebido.
Su hijo, el empresario y presidente de la Junta Directiva de Rehabilitación, Celso Marranzini, describió a su madre como la creadora “de una gran familia de sangre y a la familia de Rehabilitación”.
Destacó su vida desde muy joven en el servicio, verla trabajar en un discurso, a las 12:00 de la noche; realizando una tarea y hasta horneando un bizcocho para un cumpleaños. “Ella demostró lo que es trabajar por un país sin horas, sin días y lo más importante, sin descuidar a su familia”.
Resaltó que le regaló a su madre una computadora Mac, para cumpleaños 84, y sus hermanos le preguntaron si estaba loco. Pero ella, con ayuda, aprendió a utilizarla y sabía más que cualquiera, demostrando no tenerle miedo a la tecnología. Recordó el inicio de Rehabilitación, hace 62 años, en un local en la avenida Padre Castellanas, donde apenas había un paciente. “Esta herencia que ella ha dejado a todos. Afortunados son los que mueren en el Señor, porque ellos descansan de su trabajo, pero sus obras los acompañarán para siempre”.
Citó el esfuerzo de su madre, lo que significó la primera escuela, el aporte de empresarios, la colaboración del fallecido productor y humorista Freddy Beras-Goico, y la comunicadora Jatna Tavares, de presidentes de la República y de todo el conglomerado. También, que preguntaba por sus colaboradoras Aniska, Ivelisse y doña Rosa, colaboradoras que “mantenían en su mente, cuando empezó a llenarse de nubes”.
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Elogios para doña Mery
Jorge Marranzini, hijo de Celso, afirmó que dejó un gran legado de anegación. “Mi abuela creó -a partir de una necesidad con la enfermedad de mi papa no solo se encargó de que mi papa tuviera todo lo que necesitaba, sino un país. Nos dejó un gran legado y mucho orgullo que llevaremos por siempre”.
El sacerdote de la Catedral La Epifanía de la Iglesia Episcopal Dominicana, Augusto Sandino Sánchez, estuvo a cargo de la liturgia y ponderó el valor de la ayuda.
El director médico de la institución, doctor Mario Rubiera, dijo que doña Mery fue una obra de amor y de solidaridad. Rosa Languasco, con 50 años de labor y directora financiera, y Aniska Castillo, empleada, la recordarán como la dama de principios morales y que lo hizo todo por este país, con afán y anhelo. La gerente de Comunicaciones, Solange Valdez, expresó que doña Mery fue una enviada de Dios para acompañar a los pobres de este país.