Adiós a Mundo Visión

Adiós a Mundo Visión

El viernes 9 de mayo se transmitió la última emisión de Mundo Visión, el noticiario de televisión más antiguo del país, con una larga tradición de servicios a todos los sectores. En la emisión de la tarde sus presentadores con rostros entristecidos dieron breves palabras de despedida, mientras los de la noche prefirieron el silencio.

Mundo Visión nació con Color Visión en Santiago en el 1969. Durante 45 años solo se vio interrumpido por los efectos del huracán David, cuando los vientos derribaron las antenas de la planta.

Cuando un medio de comunicación pluralista pausa o desaparece temporal o definitivamente –por presiones económicas o de otra índole- la sociedad lo lamenta porque pierde una voz representativa. Casi siempre hay una despedida formal en la que sus ejecutivos y demás personal tienen la oportunidad de agradecer la atención del público.

En el caso de Mundo Visión salió del aire sin pena ni gloria. No deja de ser una tragedia para el periodismo dominicano, para el país y para decenas de empleados que hasta el último día no sabían su suerte al ser desplazados fruto de negociaciones con otra empresa.

Son reconocidos por todos los sectores sociales los aportes de los medios de comunicación responsables a la vida democrática de los pueblos. ¿Cómo procederían los gobiernos sin las denuncias, posiciones, ideas y luchas de los medios periodísticos? ¿Por dónde canalizarían sus voces los trabajadores, las iglesias, las amas de casa, los barrios, la sociedad civil, los sin voces?

Desde su nacimiento, el noticiario de Color Visión fue un referente para los políticos, los empresarios y sectores de poder, pero también para los sectores populares que siempre tuvieron un espacio donde expresar sus opiniones y reclamos. Según nos consta, más de un presidente de la República no se iba a la cama sin antes ver Mundo Visión.

El autor de este artículo se mantuvo durante 30 años en la empresa desde un simple redactor de notas sociales hasta ocupar puestos ejecutivos los últimos 15 años, posiblemente el empleado con más antigüedad en su nómina.

Además de resaltar su trayectoria, su servicio a la población y lamentar la desaparición de este noticiario, sirvan estas líneas para reconocer la labor de tantos periodistas y comunicadores con quienes compartimos el grato trabajo de cubrir los principales acontecimientos noticiosos.

Comienzo con Radhamés Gómez Sánchez, quien me adoptó como su hijo en la profesión en 1983 y me enseñó a trabajar periodismo televisivo. Después con el doctor Rafael Molina Morillo, Frank Arredondo, mi entrañable amigo y hermano Nelson Guillén; Julio Hazim y el ingeniero Ramón Núñez Ramírez.

Si la memoria no me falla tengo que recordar a tantos valiosos amigos y profesionales: Roberto Saladín, Héctor Quezada, Fausto Morel, Héctor Capellán, Fabio Cabral, Miguel Angel Núñez, José Alberto Sánchez, Guarionex Concepción, Daniel Javier Santana, Rafael Acevedo, José Rafael Vargas, Ricky Noboa, Margarita Henríquez y María A. Astwood.

Imposible dejar de mencionar a Henry Pimentel, Yolanda Mañán, Tony Arredondo, Alexis Almonte, Napoleón Rojas, Darío Medrano, Lisette Selman, Jatna Tavárez, Don Mario Peña, Manolo Quiroz, Práxedes Veloz, Nelly Mota, Chaly Luciano, Víctor Gómez Casanova, Luis Domínguez y César Hernández en Santiago.

Juan Alfonseca, Mónica Fanith, Domingo Páez, Andrés Gómez Solís, Zoila Luna, Adolfo Salomón, David Lorenzo, Huchi Lora, Eligia Peguero, Julio Reyes, Rolando Marte, José Jerez, Maricarmen Rojas, Elvis Lima, María de los Ángeles, Vladimir Núñez, Miguel Montez, Miguel Medina, María Elena Núñez y otros tantos.

Mundo Visión fue una escuela para cientos de jóvenes que realizaron sus pasantías de periodismo y varios cientos más que se formaron como camarógrafos, editores, técnicos en diversas ramas de la TV que hoy se destacan en sus diferentes áreas.

Dice un proverbio que “más vale un buen final que un buen principio.” No nos atrevemos a afirmar que exactamente éste sea el caso, pero no fue un final feliz. Preferimos creer que se trata de una pausa, pues muchas veces las alianzas como las flores se secan y se marchitan.

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