Adiós al guloya mayor

Adiós al guloya mayor

Una de las características para que un hecho sea folklórico es que se transmita de generación en generación, y el Teatro Cocolo Danzante llena el cometido, porque ha continuado dándole valor a su cultura y retransmitiéndola a sus sucesores.

Linda, viviendo en el corazón de su barrio de origen, donde quiso ir a morir, no esperaba que en nombre de sus múltiples reconocimientos llegaran recursos para hacer lo que era su trabajo tradicional, su legado, su mundo de gente sencilla y espectacular al mismo tiempo, con su contagiosa música y danza, que lo llevó a la cumbre en cuanto a trascendencia e impronta cultural se refiere. Desde los quince años comenzó a vender frío-frío y le plasmó a su carreta, de color azul y blanco, el nombre de “Linda”. Fue así como quedó ese apodo sellado en la memoria del pueblo, hasta su muerte.

Cuando el 25 de noviembre de 2005  Donnal Hulester Warner Henderson, cariñosamente Linda, escuchó la noticia de que el Teatro Cocolo Danzante fue proclamado por la UNESCO como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad, sintió “un friíto por dentro” por la alegría de representar ante el mundo esta tradición traída por descendientes que inmigraron de varias islas inglesas para trabajar en la industria azucarera.

Linda, el guloya mayor, los demás integrantes del Teatro Cocolo Danzante y el mundo disfrutaron de la noticia. Pero su jefe anterior, Theophilus Chiverton, Primo, ya no estaba, cuatro años antes había dejado este espacio terrenal a sus 94 años, al igual que el guloya Jural George.

Carlos Hernández, en ese entonces director del Museo del Hombre Dominicano; José Guerrero y Juan Rodríguez,  investigadores, y Edis Sánchez, fueron los responsables de este reconocimiento, conjuntamente con Laura Faxas, embajadora ante la UNESCO,  luego de que el antropólogo Carlos Andújar iniciara esta propuesta, cuando fue director del Museo del Hombre Dominicano.

Linda hoy está con Primo danzando, bailando wild indians, que integran las danzas, bailes, dramas y canciones, que interpretan con redoblante, tambora, flauta y triángulo. Están sintiendo gozo por el legado que han dejado a los guloyas y guloyitas que en las navidades se pasean por el barrio Miramar. Su espacio como inmigrantes ingleses que se establecieron en el este del país a finales del siglo XIX y principios del XX, lo han defendido y convertido en una manifestación que contagia.

Estos inmigrantes son considerados como el grupo étnico que más ha aportado a la cultura de San Pedro de Macorís.

El sabor, color, ritmo y alegría contagia a los transeúntes cuando en horas de la mañana del 25 de diciembre (Navidad), primero de enero (Año Nuevo) o en las patronales de San Pedro de Macorís (29 de junio) se escuchan los instrumentos que invitan a danzar con pasos coordinados con los movimientos del cuerpo. 

Hace años transitan por el Malecón de Santo Domingo y participan en otros carnavales por sus características carnavalescas. Luego de ser reconocido por la UNESCO, la dedicatoria del Desfile Nacional de Carnaval 2006 recayó en esta agrupación de expresión urbana, siendo Linda el Rey del Carnaval.

Imploramos que esta tradición se mantenga con Juan Felipe Linis Simons (Ruddy) y continúen de una manera espontánea, como lo han hecho hasta ahora, apreciando sus costumbres y tradiciones.

“Los Cocolos en la Sociedad Dominicana”

Orlando Inoa, en su libro, “Los Cocolos en la Sociedad Dominicana”, expresa que los bailes de los guloyas son los mismos que en Saint Kitts están comprendidos dentro del término “mascarade”, el cual hace referencia a la vieja tradición teatral inglesa que incluye música, bailes y canciones.

La presentación de estos bailes siempre atrae a muchas personas, sobre todo por lo vistoso de las vestimentas que incluyen gorros con plumas de faisán, pantalones y camisas mangas largas de gran colorido, cubiertos de cintas y espejos. En los bailes usan filosas hachas de madera que lanzan rítmicamente al aire para luego atraparlas con gracia y precisión. Los trajes son importantes en este drama los cuales exhiben elementos alusivos a la monarquía inglesa, tales como el porte de armas de madera utilizadas en los duelos, corazón en el centro del pecho, capa y delantal de felpa negra adornadas con espejos, lentejuelas, cascabeles y cintas de colores.

(Todos los bailes cocolos tienen en común el hecho de que se practican durante el período de la Navidad, y esto no es casual. El término Christmas Season, o Navidad, refiere en Saint Kitts a los días que van desde el 24 de diciembre, víspera de la Navidad, hasta la noche que sigue al día de año nuevo. Durante la esclavitud, en el Caribe inglés, este era el período en las plantaciones azucareras en el que el ritmo de trabajo disminuía, permitiéndoseles a los esclavos algún tiempo libre.

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