Administrando en tiempos turbulentos

Administrando en tiempos turbulentos

En la década de los ochenta, el gurú de los empresarios norteamericanos, Peter F. Drucker, puso de moda la expresión, “administrando en tiempos turbulentos”, título de uno de sus libros y parecería que el período de gobierno del Presidente de la Reserva Federal de los EEUU, Ben Bernanke, se desarrollará bajo ese signo, después de su juramento el 6 de febrero de 2006, constituyendo un desafío para él, su meta de inflación entre el 1 y 2 por ciento.

El dilema entre el economista y el hacedor de políticas, se enmarca para Bernanke, en el argumento que ha defendido, de que un banco central puede contribuir a mantener una economía alejada de la inflación, pero que si aplican políticas muy flexibles, la hidra de la inflación podría dispararse.

Independientemente de las opiniones sobre su predecesor en la Reserva Federal, Alan Greenspan, y la historia evaluará su mandato, éste advirtió desde el principio del 2007 los riesgos inflacionarios y una eventual recesión de la economía norteamericana, insistiendo ante sus críticos, en que las posibilidades de una recesión, en su opinión, eran de un 50%.

En ese escenario, el reto para Bernanke, como lo sugerirían algunos, supuestamente sería llevar las tasas de interés a dos dígitos, para mantener la inflación-meta, entre 1.5 a 2 por ciento. Por eso, cuando Bernanke llegó a la Reserva Federal, muchos se preguntaban si era un halcón-antiflacionario o una paloma, estimando algunos sectores que él tiene una posición antiflacionaria flexible, convirtiéndose en un halcón, si la inflación está por encima de la inflación-meta y en una paloma anti-deflacionaria, si amenazase la recesión o la inflación descendiese rápidamente.

Parecería que dentro de la coyuntura interna e internacional, la Reserva-Federal y su presidente Bernanke se verían inclinados a aceptar una baja tasa de crecimiento de la economía norteamericana, lo cual es monitoriado atentamente por el Congreso y la Casa Blanca. Esta última lanzó un paquete de estímulo fiscal por 150 mil millones de dólares, para estimular la economía, ratificando así su compromiso de coordinar la política fiscal con la política monetaria de la Reserva Federal.

En el marco del stress global, sobre la economía norteamericana y la mundial, tanto la Casa Blanca como el Congreso de ese país, el primero nombra al presidente de la Reserva Federal y el segundo lo ratifica. La prueba máxima vendría cuando el nuevo Presidente de los EEUU tenga que reelegir o no al presidente Ben Bernanke en el 2010, cuando sus decisiones y políticas en el Banco Central de los EEUU serán evaluadas en función de sus éxitos o limitaciones en mantener el crecimiento, la inflación y la estabilidad de los precios, como motores de la economía norteamericana. No en vano Alan Greenspan tituló sus memorias como “La Era de las Turbulencias”, haciéndose eco en cierta forma de Peter F. Drucker. Pero ni Greenspan pronosticó antes lo que en estos momentos él ha llamado “el tsunami del siglo”.

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