Barcelona.   EFE. Los admiradores del artista catalán Antoni Tàpies están despidiéndole rodeados de algunos de sus cuadros más emblemáticos en la Fundación que lleva su nombre en Barcelona, mientras que su familia ha decidido celebrar una ceremonia en la intimidad.

En la Fundación Tàpies, que en señal de duelo celebra ayer y hoy   se desarrollan  jornadas de puertas abiertas, se ha trabajado a contrarreloj para instalar la selección de obras escogidas por la familia y los responsables de la institución para este último adiós, que puede expresarse en un libro de condolencias.

Junto al mismo la familia ha querido poner la obra “Terrós” (1984) y enfrente los responsables de la Fundación han dispuesto un cuadro de gran formato titulado “Llibre mur” (1990). Otras de las creaciones más representativas de la larga trayectoria artística de Tàpies se reparten por el edificio, ante el que se han formado largas filas.     “Queremos reflejar su modo de trabajar y mostrar obras de todas las épocas porque Tàpies es una artista que ha atravesado generaciones, desde sus inicios influenciados por el surrealismo hasta su obra contemporánea”, dijo a Efe la directora de la Fundación, Laurence Rassell, que desde anoche atiende a medios de comunicación de todo el mundo.

“Tàpies conoció a Picasso y a Miró y trabajó con Brossa. Pero ayer  no hemos perdido una parte de la historia porque él continuó más allá de su generación y evolucionó al margen de la modas”, añadió.     Para Rassell el día de ayer  fue   “muy triste, pero a la vez alegre” por las numerosas muestras de cariño recibidas y la posibilidad de despedirlo rodeados de su obra.     En este edificio un cartel anuncia la muerte del artista.