Una adolescente se ahogó ayer en el río Camú, en Fantino, Sánchez Ramírez, a cuyas aguas  se lanzó   a rescatar a su hermanito, que sobrevivió. Además, está desaparecido el padre de ambos, que fue a auxiliarlos.

Según  reportes,  Solanyi Beatriz, de 17 años, intentó  salvar al niño, cuyo nombre no se suministró y su padre Virgilio Guzmán Tejada, de 58 años, fue a rescatarlos.

La familia, incluida la madre, Lucitania Guzmán,  daba un paseo por la zona cuando el pequeño cayó al agua.

   Mientras, en Puerto Plata, el río mantiene en vilo a los moradores de comunidades cercanas, que dicen que   “están que no duermen y cuando logran conciliar un poco el sueño es porque lo han hecho con un ojo abierto y el otro cerrado”.

Principalmente en el barrio Buen Pan, en Montellano, temen que en cualquier momento el río los arrastre junto a sus familias, debido a que  ese afluente crece de manera peligrosa.

Manuel Salazar, bracero que vio pasar sus “mejores años laborando en el cerrado ingenio Montellano”, expresó que  han sido barridas muchas viviendas a lo largo de la ribera, ya que personas de escasos recursos se aventuraron a asentarse en el lugar, pero no se percataron de las constantes crecientes.

Manifestó  hace menos de dos años el Instituto Nacional de Recursos Hidráulico (Indhri) inició el desvío del  río, incluso con la construcción de un muro de gaviones, para evitar que sigan produciéndose derrumbes que acorten la franja de terreno que media entre la calle principal de esta comunidad y el Camú.

Indicó que  sorpresivamente esas labores fueron paralizadas y ahora cada vez que llueve  “quienes vivimos en los barrios cercanos a este afluente no podemos dormir tranquilos por temor a ser arrastrados juntos a nuestras familias”.

  Juana Martínez, residente en el sector El Anón culpó a las autoridades  de “burlarse de quienes estamos amenazados por este río, ya que en múltiples ocasiones nos han prometido que nos reubicarán en lugares más seguros, pero hasta el momento nos hemos quedado esperando”.

Martínez manifestó que las autoridades  han  censado para conocer cuántas familias se encuentran amenazadas, pero que solamente se han quedado en estudios y mientras, su situación empeora.