Adornos en capillas catedralicias

Adornos en capillas catedralicias

POR SEGUNDO ANTONIO VÁSQUEZ
La Catedral Primada tiene entre las capillas del lateral norte cinco que presentan curiosos adornos inigualables.

  La primera, situada en la cabecera de la nave norte, tiene un alto nicho y retablo de caoba policromado en oro, formado por una columna salomónica de ocho metros de alto a  cada lado.

El cuerpo de las columnas  tiene abultadas molduras enrolladas y su tallado es de características barrocas. Al centro tiene dos pequeñas pilastras estriadas, adosadas lateralmente, de cuerpo cuadrado, con dobles puertas que guardan la cruz de níspero del Santo Cerro de La Vega, y sobre el sagrario está la hornacina donde se encuentra la imagen de san Norberto.

  Al lado norte está la Capilla de las Ánimas cubierta por una cúpula de piedra con nervaduras radiales, en cuyo centro está el escudo de los Suazo bordeado por guirnaldas de frutas y hojas. A su lado hay una cinta con una inscripción en latín.

  Al centro puede verse un altar desde cuya base surge un arco de piedra abierto en el muro, el cuerpo interno de sus laterales está decorado en altorrelieve con flores de cuatro pétalos, tallos con hojas de bordes ondulados y frutas. Pero cada lateral tiene columnas góticas de cuerpo redondo. Atrás, la pared presenta un tragaluz en cuyo centro las molduras forman rombos y cruces.

  Continúa la Capilla del Cristo de la Agonía, cubierta con cúpula de piedra decorada con guirnaldas de frutas y hojas. En el medio hay un altar de piedra con arco abocinado de medio punto apoyado en pilastras, y en su centro, el  sepulcro que guarda los restos del obispo Alejandro Geraldini. Dos leones de piedra acostados levantan sobre  sus ancas  un copón redondo que sostiene  la urna.

 Más arriba, centralmente, se abre un arco bordeado con bolas isabelinas que tiene el escudo episcopal.   Dentro del gran arco que rodea la tumba se abre una decoración con combinaciones de figuras geométricas de piedra en forma de abanico.

  Sigue la Capilla de San Cosme, con cúpula de ladrillos, cuyo tope tiene una linterna estructural con lazos de piedra (hueco que corona una bóveda esférica). Lo tapa un vidrio que refleja la luz solar, único existente aquí en un templo.

  Al medio se encuentra el mausoleo que guarda los restos del arzobispo metropolitano Fernando Arturo de Meriño, el cual posee una serie de incrustaciones en mármol blanco de carraca y mosaicos en oro, con sus columnas salomónicas barrocas en un arco policromado.

  Le continúa la Capilla de Nuestra Señora de la Luz, cubierta por una bóveda con nervaduras salientes cruzadas, la cual, apoyada en su pared norte, presenta un retablo barroco preciosamente enmarcado con bordes decorados en oro.

  Luego está la Capilla de La Altagracia, cubierta por una bóveda de medio cañón. En el medio hay un retablo tallado en caoba con adornos dorados y policromados  enrollados con diferentes hojas cuyo grosor sobresale lateralmente. En cada lado  hay adosada una pilastra de cuerpo ahuecado con capullos estriados, y ya en el remate aparecen preciosos altorrelieves curvados.

  Al final está la Capilla de Jesús Predicador, cubierta por una bóveda de medio cañón. Al fondo hay una pared que tiene una franja vertical con curvas enrolladas en los lados, rematada por un escudo eclesiástico. Ya en el centro hay un retablo de caoba tallada con bordes salientes de rombos.

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