Adornos enladrillados
y pétreos en edificios religiosos

Adornos enladrillados <BR>y pétreos en edificios religiosos

POR SEGUNDO ANTONIO VÁSQUEZ
Uno de los componentes que caracterizan a algunas estructuras de edificios religiosos coloniales es su ornato enladrillado y pétreo, al ser la parte más relevante que durante siglos ha permanecido dándole una belleza vetusta.

En la ciudad de intramuros hay varias edificaciones religiosas, donde no sólo sus fachadas las decoraron usando rasgos góticos mudéjares con rocas y ladrillos, sino que colocaban estos últimos para que resaltara el color de las piedras, cambiando  así totalmente su aspecto.

Una muestra de ello está en la preciosa fachada enladrillada que tiene la Capilla de la Tercera Orden, situada en la calle Padre Billini frente a la José Reyes.

El frontispicio, principalmente, está formado por cuatro columnas superpuestas que se levantan con un estilo muy curioso. Cada una tiene lados laterales sobresalientes que encierran una concavidad rectangular elevada, cuyo medio tiene ladrillos colocados horizontalmente.

En cambio, los costados lo configuran una hilera de ladrillos rojizos encajados de una manera decorativa rara, al estar puestos solamente parte de ellos con los bordes cortados y curveados, cuyos centros están ahuecados, pero los de su cimiento van formando una corta semicurva que allí sirve de moldura.

La entrada tiene un arco rebajado, cuyos ladrillos laterales están montados acostados hasta la parte superior, donde los de ambos ángulos están dispuestos de manera vertical formando así la curvatura, pero en el centro hay un óvalo de piedra tallada con bordes curvilíneos que encierran una cruz.

  En la parte central del alto hay molduras salientes de piedras que dividen otras dos columnitas de igual forma enladrillada, en cuya parte superior hay una línea empedrada con curva central que corona un corto arco rebajado también de ladrillo.

El campanario del techo es curioso, hecho con un solo arco y de ángulos que no son rectos, pues sus inicios y parte superior tienen varios ladrillos sobresalientes, unos más arriba que los otros, y lo remata una pirámide de piedra con la punta cortada.

En el portón lateral enladrillado que sale a la explanada del Convento, el medio tiene un altorrelieve empedrado del rostro de un fraile cuyo cuello lo enreda un manto.

Otra preciosa decoración realizada con ladrillos es la que está en la fachada principal del Convento de Los Domínicos, único templo que allí tiene una variedad de color de este material, frontispicio donde se aprecian dos pares de columnas superpuestas a la pared, cuyos laterales tienen una hilera de ladrillos sobresalientes, colocados igual que los de la Capilla de la Tercera Orden, pero con los bordes recortados en forma curveada y otros con huecos en los centros, los cuales también encierran una concavidad rectangular elevada.

Hay una parte cóncava que encierra una camada de ladrillos blancuzcos, que fueron hechos con un barro claro poco cocido para quedar con esa tonalidad blanca. Además, de la misma forma, hay colocadas placas ascendentes con figuras geométricas de rombos y dodecaedros formados con estos últimos ladrillos.

Está la estructura artística que se admira en medio de ésta, la cual tiene a ambos lados preciosas curvilíneas dibujando un decorado rojizo sobre un fondo blanco que encierra un escudo plateresco borrado.

La portada de líneas góticas tiene un arco ojival empedrado, rematado a ambos lados con cerámicas coloreadas.

En medio hay un rosetón cóncavo empedrado que está bordeado de pequeños cilindros cruzados por flechas, cuya altura abarca una curva formada por una moldura saliente que continúa horizontal en ambos lados.

Los costados tiene dos cortas pilastras labradas, también superpuestas en el muro; una soporta la estatua de Santo Domingo y la otra la de San Francisco.

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