Adrian Beltré: gran personalidad y orgullo nacional

Adrian Beltré: gran personalidad y orgullo nacional

Thomas Carlyle, el padre de la corriente filosófica del Individualismo histórico, sostiene en su obra clásica “Sobre los héroes”, que el desarrollo de la sociedad humana se debe a las acciones decisivas de las grandes personalidades, pensamiento que se contrapone al materialismo histórico que plantea que ese rol corresponde al trabajo y aportes de las masas populares.
Sin pretender entrar en ese denso y profundo universo de doctas conceptualizaciones donde se han medido las mentes más preclaras durante más de un siglo, nos limitaremos al papel e influencia de las grandes personalidades e íconos del fascinante e impactante mundillo del deporte; en el caso que nos ocupa, específicamente nos referiremos a una figura heroica del béisbol mayor.
Hace varios años leímos una interesante crónica del prominente cronista estadounidense Phil Pepe, que se refería a la excepcional y admirable personalidad del inmortal Joe DiMaggio, extraordinario jardinero central de los Yankee de Nueva York, cuya marca de 56 juegos consecutivos disparando de hit todavía se mantiene desde hace más de 60 años.
Pepe rememora que cada vez que DiMaggio se apersonaba al estadio elegantemente vestido y se dirigía al camerino saludando gentilmente y sin aspavientos personales, no solo se la veía como un eximio beisbolista, sino que su figura se vislumbraba ante todos como si hiciese acto de presencia un prestigioso y respetado senador del Congreso de los Estados Unidos.
El “Yankee Clipper,” sobrenombre con el que también se le reconocía, se caracterizó por su notable caballerosidad dentro y fuera del terreno. Jamás se le vio discutir un conteo o decisión arbitral, ni se involucró en broncas y discusiones. Fue tan fino en la caja de bateo que cerró su carrera con un sólido promedio de .325 y coleccionó un impresionante conjunto de estadísticas que sería prolijo citar en esta entrega.
Adrian Beltré, un jugador de ejemplar conducta y disciplina al estilo DiMaggio, nacido el 7 de abril de 1979, y criado en un barrio marginal de la capital dominicana, el 30 de julio de este año, logró la máxima hazaña de su ilustre carrera cuando alcanzó la cifra de 3,000 indiscutibles, al conectar un doble frente al lanzador Wade Milley, de los Orioles de Baltimore, convirtiéndose en apenas el jugador número 31 que cristaliza esa meta en las grandes ligas. El antesalista de los vigilantes de Texas, ganador de 5 Guantes de Oro, así como un recio toletero que ha acumulado 462 cuadrangulares en una consistente carrera que lleva 20 años en la gran carpa; con tales números todos coinciden en que desde ya tiene un nicho asegurado en el Salón de la Fama de Cooperstown.
Su nombre está cimentado en la élite de los grandes antesalistas de todos los tiempos que incluye a Pie Traynor, Brooks Robinson, Mike Schmidt, George Brett, Wade Boggs y Eddie Mathews.
Lo admirable de Adrian es que ha sabido llevar al mismo nivel su fabuloso historial de éxitos en el terreno de juego con una impoluta hoja de servicios, siempre en bajo perfil, constituyendo un modelo a seguir por las nuevas generaciones.
El ministro de Deportes, Danilo Díaz, tuvo la loable iniciativa de organizar un apoteósico recibimiento a su llegada al país el pasado sábado, que forma parte de uno de los ejes principales del plan institucional de ese organismo: el Deporte como marca-país, que consiste en exaltar a nuestras grandes figuras que han dado lustre al nombre del país en el plano internacional.
El pasado lunes, en una conferencia de prensa en el local de la cartera deportiva, Beltré quizás sin proponérselo, se agigantó al contestar con sin igual coherencia, sencillez e inteligencia emocional el “bombardeo” de preguntas, dejando a los presentes altamente satisfechos. Lo más emotivo fue cuando se refirió a lo mucho que ha significado para el éxito de su carrera, el amor y el apoyo incomparable de su esposa e hijos. También hizo hincapié en el inmenso orgullo que significa para él ser dominicano.

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