uando el tercera base de los Rangers de Texas, el futuro inmortal de Cooperstown, Adrián Beltré llegó a los entrenamientos de primavera de su equipo en Arizona y sufrió una molestia en su pantorrilla derecha pensó lo peor.
Hace cuatro años había vivido una experiencia similar mientras se preparaba para el Clásico Mundial que terminó perdiéndose y tuvo que ver por televisión a sus compatriotas coronarse campeones de manera invicta.
Pero en esta ocasión, contrario a la previa, el tiempo y la recuperación fueron suficientes para que pudiera uniformarse con el equipo dominicano y ayer debutó como bateador designado en el Clásico Mundial de Béisbol. “No podía quedarme fuera. Este es mi último chance de jugar en el Clásico Mundial de Béisbol y me siento muy contento de poder haberme recuperado y estar en condiciones para jugar”, dijo Beltré a redactores de Hoy previo al inicio del primer partido del torneo mundialista ante Canadá. A sus 38 años, Beltré se encuentra a un paso de los 3,000 hits de por vida y a 55 jonrones de los 500, marcas que alcanzará y se espera que cinco años después de su retiro lo lleven al Salón de la Fama de Cooperstown.
Sin embargo, la oportunidad de ponerse la camiseta dominicana era algo que simple y llanamente no podía ni quería dejar pasar.
“Para mí era muy importante poder estar aquí con el equipo para tratar de ayudar a ganar otra corona para el país. Me siento agradecido con los Rangers de Texas porque fueron pacientes y me dejaron venir”, dijo.