Adriana Lima, el icono de la mujer «10»

Adriana Lima, el icono de la mujer «10»

Se confiesa tímida, pero su descarada y felina mirada la convierten en la modelo más sexy del momento. Su belleza es el resultado de una auténtica combinación de genes franceses, portugueses, americanos y caribeños.

Esta mujer camaleónica desfila en las mejores pasarelas del mundo, copa las portadas de las revistas de moda más prestigiosas y presta su rostro para las campañas de publicidad más modernas y actuales, además de ser una de las modelos mejor pagadas del mundo.

Una carrera meteórica

Forma parte de la nueva hornada de jóvenes modelos que desfilan junto a ya modelos consagradas como Gisele Bundchen, Fernanda Tavares, Heidi Klum, Carmen Kass, Kalorina Kurkova, Angela Lindvall o Natalia Vodianova, aunque su objetivo está en alcanzar la fama y el éxito de Claudia Shiffer, Naomi Campbell, Elle Macpherson, Linda Evangelista o Cindy Crafford.

Adriana nació en 1982 en Castelo Branco, un barrio marginal de la periferia de San Salvador de Bahía, en el seno de una familia con escasos recursos económicos. Cuando contaba con sólo seis meses, su padre abandonó a su madre, María das Graça Lima, y a sus hermanos.

Mientras estudiaba y jugaba a ser modelo, su madre trabajaba con gran coraje como asistenta social para sacar a su familia adelante. Jamás pensó en ejercer como modelo, sino en acudir a la Universidad, pero su espléndida belleza adolescente y el azar le llevaron a presentarse al concurso de belleza Supermodel of the World, organizado por la agencia de modelos Ford. Ganó la edición brasileña y, luego, concursó en Miami en la edición internacional, donde alcanzó la segunda posición. El premio fue una semana de trabajo en Nueva York, el punto de partida de una carrera profesional meteórica.

Con 16 años, la famosa agencia de modelos Elite se fijó en su figura atlética y en el erotismo que exhalaba por cada poro de su piel canela, y apostó por ella. Fue entonces cuando cambió las cálidos inviernos de Salvador de Bahía por la fría estampa de Nueva York, eso sí aderezada con el calor de los flashes de los mejores fotógrafos del mundo como Steven Meisel, Patrick Demarchelier, Meter Lindberg y Ellen von Unwerth.

Una vez instalada en la gran manzana, comenzó su despegue internacional siendo portada de publicaciones tan prestigiosas como «Vogue», «Marie Claire» o del «Harper´s Bazaar».

Christian Dior, Valentino, Armani, Ralhp Lauren, Christian Lacroix o Fendi la reclaman para presentar sus nuevas colecciones en las pasarelas internacionales, así como en el desfile de la firma Victoria´s Secret. Este año, Adriana es la portada del famoso calendario Pirelli.

ESTRICTAMENTE PERSONAL

La modelo brasileña vive en Nueva York en un coqueto apartamento en Manhattan con vistas al Central Park que se compró con sus primeros ahorros en febrero de 2003. Sin embargo, aprovecha sus días libres para viajar a Salvador de Bahía, donde acaba de adquirir una finca con una hermosa casa.

Adriana es una mujer solidaria y generosa. Un porcentaje de sus ingresos lo destina a ayudar a los más desfavorecidos, especialmente siente debilidad por el orfanato de su pueblo natal, donde solía jugar con otros niños, no olvida sus orígenes humildes.

Le encanta escuchar música, pasear con su madre y disfrutar de sus amigos. Vive de su físico y de su imagen, pero no es esclava de la báscula, no hace ningún tipo de dieta, procura mantenerse en su peso con una dieta sana y equilibrada. Toma fruta y leche para desayunar, pasta para comer y arroz y ensaladas para cenar. Adora la comida japonesa y china.

La gusta vestirse de manera informal, los vaqueros y las camisetas forman parte de su atuendo habitual. Su piel la mima con una crema hidratante y no olvida limpiarla y desmaquillarla diariamente.

Los hombres se rinden ante su belleza, pero solo algunos han conseguido conquistarla, entre ellos Jenny Kravitz. La modelo y el cantante se conocieron en abril de 2001 durante una sesión fotográfica. Congeniaron desde el primer momento, se hicieron muy buenos amigos y luego surgió el amor, vivieron un romance de más de dos años. Pero su bonita historia terminó cuando Jenny conoció a Nicole Kidman.

Antes, Adriana había disfrutado de otro romance junto al príncipe Wenczeslaus de Liechtenstein, sobrino de Hans-Adam II.

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