POR LEONORA RAMÍREZ S.
La Dirección General de Aduanas heredó cuentas por cobrar ascendentes a más de RD$90,000 millones, que incluyen reliquidaciones y multas, declaró Miguel Cocco, director de esa dependencia de la Secretaría de Finanzas.

El funcionario aclaró que no se trata de impuestos dejados de pagar únicamente, sino de la demanda del arancel no saldado, el doble de estos, más el 20%, por lo que en términos estrictamente arancelarios, las cuentas por cobrar serían de RD$20,000 millones.

Explicó que esa acumulación se debe a que las pasadas autoridades optaron por la compulsa judicial, que es interminable según Cocco, e incidentada permanentemente en los tribunales.

Dijo que su gestión prefiere actuar con el Código Tributario, que tiene mecanismos coercitivos más exigentes, como son la confiscación de la mercancía, el pago del doble de los impuestos y el sometimiento a la justicia por evasión fiscal.

Si los involucrados en esa evasión se resistiesen a pagar, dijo que la Dirección de Aduanas hará una rueda de prensa para difundir sus nombres «y que ellos caigan por su fuerza moral. Eso no lo aguanta nadie».

Como parte de los controles que implementa ese organismo, dijo que la semana pasada confiscaron cinco furgones llenos de acondicionadores de aire y que los propietarios tuvieron que pagar el doble de la multa, más una penalidad de un 20%.

«Nosotros renunciamos a la exigencia de tipo penal, pues un furgón que pagaba RD$1.0 millón terminó pagando RD$5.0 millones y en esa virtud, al Estado lo que le interesa es la compensación del daño causado”.

Sostuvo que el mejor castigo no es someter a la justicia al empresario para que salga con una fianza, sino  buscar el dinero y pagarlo, “además, éste queda sentado como evasor y cada importación que realice debe ser revisada minuciosamente».

Cocco, que emitió sus declaraciones en el almuerzo del Grupo de Comunicaciones Corripio, explicó que las penalidades también abarcan a los empleados que tienen algún nivel de complicidad con los evasores, los cuales son cancelados cuando eso se demuestra.

CULTURA DE EVASION

El funcionario manifestó que no es un secreto para nadie, la existencia de una cultura de evasión en las aduanas del país.

De hecho, agregó, la competencia entre las empresas se ha ido estableciendo sobre quién paga menos en las aduanas, ya sea por malas declaraciones, por complicidad con el personal que está directamente vinculado al despacho, o por el procesamiento de la documentación.

Sin embargo, denunció que durante el pasado gobierno (presidido por Hipólito Mejía), se dejaron de aplicar los controles establecidos en la primera administración del Presidente Leonel Fernández (1996-2000).

«Todos los procesos de transparencia y de equidad,  los comités técnicos de valoración que se habían desarrollado, desaparecieron, y todo se centró en la voluntad de una sola jefatura, en este caso del director de aduanas”.

Añadió que esta administración ha intentado descentralizar las decisiones, darle autonomía a las colecturías y, fundamentalmente, trabajar en la comprobación postdespacho, “de manera tal que los importadores y contribuyentes del Estado que cumplan con las reglamentaciones que establece la Ley, no sean perjudicados con las restricciones de sus importaciones de manera indebida».

LAS RECAUDACIONES

A pesar de la actitud de modernización y despacho rápido y de que la prima del dólar disminuyó sensiblemente, del 16 de agosto del 2003 al 16 de agosto del 2004 (e inclusive hasta diciembre de ese año), el crecimiento de las recaudaciones aduanales fue de un 46.42%.

«Si hiciéramos un ejercicio sobre la base de la prima del dólar con que encontramos el proceso de liquidación de la mercancía (RD$46.00 por US$1.00), las recaudaciones hubiesen alcanzado un 65% en menos de cuatro meses”.

Añadió que ese es un ejemplo “contundente” de lo que significa dar facilidades y asumir controles.

Cocco citó que en su administración se han alcanzado otras conquistas, como la equidad en la aplicación de los impuestos, porque hay la certeza absoluta de que todo el mundo es tratado con la misma vara, de forma tal que no hay privilegios ni facilidades que ameriten sospechas ni quejas.