Aduanero en el buen sentido de la palabra

Aduanero en el buen sentido de la palabra

POR: EDUARDO RODRÍGUEZ APOLINARIO
Me contaba un colega de la aduana Mexicana que en la ciudad fronteriza  de Tijuana dos adolescentes discutían sobre fútbol, la discusión degeneró en ofensas personales, uno de ellos se sintió tan apabullado por los insultos que le proferían y sólo atinó a decir: “¡¡¡ y tú, aduanero…!!!”.

Ser aduanero en los años ochenta, era casi sinónimo de ser delincuente de la peor calaña, desde narcotraficante, traficante de armas,  personas extorsionadora y otros delitos en los que se veían envueltos los empleados de las aduanas fronterizas, poniendo en riesgo la seguridad del Estado para el cual servían.

Hoy en día la palabra aduanero no ha dejado de tener esa connotación, es por ello que en la reunión del 7 de julio del año 1993 el Consejo de Cooperación Aduanera, hoy Organización Mundial de Aduanas (OMA) en su sesión 81/82 celebrada en Arusha, Tanzania, los miembros de esta organización trataron el preocupante tema de la integridad moral del personal de las aduanas, lo que concluyó en el documento conocido como la “Declaración de Arusha”, la que fue revisada en junio de 2003, en la sesión 101/102 del consejo de la OMA.

Dicha declaración señala, que la integridad moral es un material esencial para todas las naciones y Administraciones de Aduanas, y que la presencia de la corrupción puede limitar considerablemente la capacidad de la Aduana para cumplir de manera eficaz su misión.

Los efectos negativos de la corrupción pueden ser:

• “Una reducción de la seguridad nacional y de la protección de la comunidad;

• Fraude fiscal y pérdida de ingresos;

• Una disminución de las inversiones extranjeras;

• Un aumento de los costos que finalmente son asumidos por la comunidad;

• Barreras permanentes al comercio internacional y al crecimiento económico;

• Menor confianza y confiabilidad del público respecto a las instituciones públicas;

• Una disminución del nivel de confianza y cooperación entre las administraciones de Aduanas y otros organismos públicos;

• Una disminución del nivel de cumplimiento voluntario de la legislación y reglamentos aduaneros; y

• Debilitamiento de la moral y el “espíritu de equipo” del personal”. .

Dentro de los aspectos claves para lograr la integridad en las aduanas se señalan:

“El liderazgo y compromiso: La responsabilidad de la prevención de la corrupción debe recaer en el Director de Aduanas y en el equipo directivo. Se debe poner énfasis en la necesidad de mantener un alto nivel de integridad y en mantener el compromiso de la lucha contra la corrupción por un largo periodo de tiempo. Los directivos y supervisores de Aduanas deberán asumir su rol de líderes y aceptar un nivel adecuado de responsabilidad y accountability (rendición de cuentas) por mantener un nivel elevado de integridad en todos los aspectos del trabajo aduanero. Los directivos de aduanas deberán demostrar, en forma clara e inequívoca, su interés en la integridad y deberán ser considerados como un ejemplo a seguir, conforme a la carta y al espíritu del Código de Conducta”.

“Moral y cultura organizacional: Es más probable que la corrupción ocurra en organizaciones donde la moral y el “espíritu de equipo” son bajos, y cuando el personal de Aduanas no se siente orgulloso de la reputación de su administración. Es más probable que los empleados de Aduanas actúen conforme a la integridad cuando la moral es alta, cuando los métodos de gestión de recursos humanos son justas y cuando existen oportunidades razonables en materia de promoción y desarrollo profesional. El personal de todos los niveles deberá participar activamente en el programa de lucha contra la corrupción y deberá ser alentado a aceptar un nivel adecuado de responsabilidad en lo que respecta a la integridad de su administración”. 

Conscientes de las implicaciones que tiene la corrupción en las aduanas, esta administración está dando el ejemplo mostrando liderazgo y compromiso en el marco de lo que son sus actuaciones, sin contemplaciones ante la corrupción y los delitos aduaneros.

En los reglamentos de aplicación de la Ley No.226-06 que otorga personalidad jurídica y autonomía funcional, presupuestaria, administrativa, técnica y patrimonio propio a la Dirección General de Aduanas (DGA), aprobado en el pasado mes de abril por el Consejo Superior de la Administración Tributaria, se han planteado todos los lineamientos y políticas relativas a recursos humanos, políticas de integridad, comisión de ética y la creación de una unidad de asuntos internos, la creación de un sistema de carrera aduanera estableciendo  procedimientos de selección y promoción del personal  imparciales y exentos de favoritismo, basados en el principio del mérito.

La DGA está comprometida a contar con aduaneros en el buen sentido de la palabra: íntegros, capaces, comprometidos con controlar y facilitar el comercio exterior del país, que actúen apegados a la ley, sin contemplaciones de ninguna índole, aplicando las mejores prácticas internacionales de la administración aduanera y que sean celosos guardianes  de la seguridad nacional.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas