Adviento es el periodo de preparación de la Navidad. El pasado domingo comenzó el nuevo año litúrgico que nos conducirá hasta el 24 de diciembre, cuando se anuncia la venida del Niño Jesús. Por eso, Adviento nos renueva cada año y nos introduce en la Navidad y su Misterio. Y tiene mucha importancia en los tiempos que vivimos, porque nos brinda momentos de esperanza, de reflexión, conversión, cambios de actitudes y nos llena de vida nueva, porque festejamos la visita de un encuentro verdadero. Y como Dios nos visita, los cristianos esperamos esa llegada. Él, por igual espera nuestras respuestas. Por eso, debemos festejarlo con alegría, pero con acción.
En esta época, la mayoría de las personas, incluso no creyentes, realizan actividades y acciones especiales. Ya sea con la compra o adquisición de artículos ocasionales; consumo de bebidas especiales; adornar con luces o arbolitos; construcción de pesebres, nacimientos o belén; pintar las casas; enviar tarjetas o mensajes a amigos y familiares; bailar, cantar y festejar; comer y cenar en familia. En fin, un conjunto de cosas que de una manera especial se conjugan en esta época de Navidad.
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Junto a esas cosas, si se quiere, de carácter material, también se producen acciones que llegan a lo espiritual. No solamente porque en este período fluyen recuerdos, emociones y perdones; sino porque espiritualmente, muchas personas se preparan para festejar la llegada del hijo de Dios. Todo esto lleva a familiares y amistades a celebrar con alegría la Navidad.
El Adviento es un tiempo privilegiado para comenzar a responder como Dios quiere.
En tal sentido, debemos pensar que muchas veces nos enfrascamos en problemas propios de los vaivenes de la vida, dejando poco tiempo para lo demás. Incluso para nosotros mismos. A veces ni siquiera nos damos a nosotros mismos espacios para la reflexión, la oración y la meditación. Otras tantas nos acordamos de Dios en medio de los ajetreos, lo que no es malo, pero debemos hacer un alto y hablarle. Comunicarnos con Él. Me impactó mucho lo que leí hace poco: “que perdemos mucho tiempo buscando a Dios en los lugares equivocados”.
La esperanza de los cristianos debe estar puesta en el cambio de actitudes y manifestarlas cada día. Y este período de Adviento es un tiempo privilegiado para comenzar o continuar con más fervor. No estoy sugiriendo que nos pasemos todo el tiempo orando o meditando. Solo aprovecho este espacio y el tiempo maravilloso que nos toca vivir, para expresar ideas que considero necesarias en un mundo tan agitado y necesitado de reflexión espiritual.
Navidad es tiempo bonito. Es el período más feliz y especial de cada año. Por eso debemos aprovecharlo a plenitud. Sin excesos. Pero realizando y reafirmando las tradiciones. Reuniones con familias y amistades. Darle sentido de amor y fraternidad a las acciones que llevamos a cabo. Asistir dentro de las posibilidades a las iglesias. Desear Feliz Navidad y orar por la paz del mundo.