Adviento, tiempo de preparación

Adviento, tiempo de preparación

Estamos en Adviento. Tiempo de preparación al que ha de venir.

Por supuesto, hablamos de Jesús, que en unos días se conmemorará un año más de su Encarnación. Dios hecho hombre.

Por tanto, preparamos su llegada a nuestros corazones que laten día a día con más fuerza, en este tiempo de gracia que cobijará nuestra esperanza en un mundo mejor, con más amor, paz, prosperidad y alegría.[tend]

Aunque Jesús no se presente en nuestra existencia de forma carnal, sí lo hace de forma más especial y espiritual. Se siente en el aire que respiramos, en la inspiración de buenas acciones, pero ante todo en la profundidad de nuestras almas, y en la cercanía de nuestros hermanos.

Es tiempo de oración, de introspección que culmine en la acción.

Percibir el amor de Dios, sentir su amor, aceptarlo, agradecerlo y manifestarlo en el otro.

No podemos quedarnos inactivos. El amor no es estático. Es dinámico.

Activo. Productivo. Afectivo.

La mejor demostración de amor que haremos en este tiempo de gracia a Aquel que nos regaló la Vida Eterna es amar sin medida.

Busquemos la mejor forma de demostrar ese amor, dando lo que somos, no sólo lo que tenemos aunque también es necesario hoy más que nunca el que demos no de lo que nos sobra sino de lo que nos duela, como decía la beata madre Teresa de Calcuta.

Estamos viviendo en tiempo de precariedades, escasez. Hagamos caso a nuestros obispos procurando ser austeros, evitar derroches, supliendo necesidades, siendo solidarios con el que sufre.

No olvidemos que también es oportuna la reconciliación, el perdón y la unión.

Amar es el límite.

¡Preparémonos y actuemos!

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