Advierten cambios celebraciones Navidad

Advierten cambios celebraciones Navidad

POR GERMAN MARTE
Redactor de Hoy
El modernismo, inevitable y necesario, ha ido cambiando todo, incluso las más bellas tradiciones. Y más rápido de lo imaginable, hasta la fiesta de Navidad se ha modificado, y hoy se ha perdido aquella solidaridad que caracterizaba al período navideño décadas atrás, cuando la celebración del nacimiento de Jesús parecía llenar de alegría los corazones, haciendo de la gente un ser diferente, más solidario, más humano.

Por eso, las personas mayores, como Ernestina Lozano, de 69 años, añoran los viejos tiempos en que los vecinos compartían lo poco o lo mucho que conseguían. Extrañan los aguinaldos, los villancicos, y sobre todo, la alegría que -según expresan- reinaba en la familia para las fiestas navideñas.

«El ambiente era fabuloso. Yo me sentía tan alegre», expresa doña Ernestina, una ex bailarina de La Voz Dominicana.

«Las Navidades de antes eran fabulosas. A mí me encantaban. Desde que sentía el friito y aquella brisa en la mañana, me gustaba, me sentía bien… pero ahora no. Es diferente, da nostalgia», manifiesta.

Considera que lo único que les llevan las fiestas de ahora a las de antes, es que ahora hay más lujo, más adornos y más bulla, «pero el espíritu de la Navidad se ha perdido en más de un 60%, yo lo percibo y lo oigo en mis amigas», aduce.

Desgraciadamente, dice, la familia dominicana se ha desunido bastante y eso se nota. Considera que ante los tiempos difíciles que vive el país, y el auge de la delincuencia se precisa la unidad familiar, para proteger a sus miembros y a los vecinos.

Doña Mercedes Olivo, de 81 años, recuerda con nostalgia que en su época de juventud la Navidad se celebraba «inocentemente», «era un ambiente sano», dice con dulzura.

Era una fiesta para todo el mundo, señala, «si usted no tenía qué comer y yo tenía, yo se la mandaba. Y era un ambiente santo, pero ahora no. Si usted no tiene dinero, no vale nada». Recuerda que siendo ella una niña, su padre mataba una vaca o un cerdo y repartía carne a los vecinos, «y ahora para usted comerse una libra de carne le da trabajo».

En su opinión, las cosas cambiaron, sobre todo a partir de los años ochenta. Había más comida, reitera. Además, cuando era niña, era inocente y así, con esa inocencia veía la Navidad, «pero ahora ya no hay inocentes».

La alegría es la diferencia fundamental entre las navidades de antaño y las de ahora, de acuerdo con doña Margarita Suárez, 64 años.

«Todo ha ido cambiando. Antes hasta los viejos tiraban tiritos, había más alegría, pero todo eso ha ido cambiando», afirma Suárez.

Opina que aunque ahora hay más modernidad, más bulla y más lujo, antes se disfrutaba más la Navidad, y había más tranquilidad de espíritu.

Recuerda que antes, los 24 de diciembre, la familia disfrutaba de un lechón, y ahora ni siquiera se está seguro si se va a hacer algo.

En sus tiempos mozos, el arbolito de Navidad se comenzaba a preparar desde octubre, pero ahora, a menos de una semana para la gran fiesta de la cristiandad, en la sala no se ve ningún adorno alusivo a la Navidad. Evidentemente, las cosas han cambiado.

Para la doctora Trina Urbáez de Blandino, de 75 años, esperar la llegada del Niño Jesús es algo tan especial, que todos los habitantes del globo deben abrir sus brazos para darle la bienvenida a esta época especial, «para que por amor seamos mejores y haya menos violencia y se pueda decir que las personas tienen respeto del otro».

Cuando yo era niña yo era más inocente, expresa doña Trina, pero ahora -dice- los niños tienen la particularidad de que saben mucho», por eso considera que los padres deben enseñarle a los niños el significado de la llegada del niño Jesús para que tengan alegría.

Con una dulzura que contagia a quien la escucha, doña Trina, expresa que antes la Navidad se celebraba en un ambiente familiar «con más recogimiento que ahora».

Señala que antes como ahora la gente emigraba hacia sus pueblos de orígenes para compartir con los suyos este período de fin de año.

Pero a medida que han ido avanzando los años, la sociedad exige más de las personas y esto influye en la celebración de las navidades. Ahora hay más modernismo, pero antes era más familiar, considera.

Pese a los cambios, Doña Trina ve el ambiente agradable, pero entiende que los dominicanos deben aunar esfuerzos para poder decirle a Dios que estamos con él.

 

 

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