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Por MARIO MÉNDEZ
El préstamo del Banco Mundial de US$25 millones para capacitar a jóvenes dominicanos se enmarca la preocupación sobre los graves riesgos que enfrenta la juventud del Caribe y particularmente la de la República Dominicana, confirmados en un estudio publicado por ese organismo internacional en el año 2003.
Según el estudio sobre el desarrollo de la juventud en el Caribe, hay una seria amenaza de que muchos jóvenes continúen cayendo en la drogadicción, la procreación a destiempo y la delincuencia.
El estudio advierte que para enfrentar esos riesgos los esfuerzos deben concentrarse reformar y fortalecer los sistemas educativos en la región.
Explica el informe que estos sistemas tienen una serie de deficiencias que deben ser asumidas con la máxima prioridad.
Por ejemplo, recomienda incrementar el número de escuelas; reducir la aglomeración, y mejorar la calidad de los maestros.
El informe también sugiere que los centros escolares desarrollen asociaciones con organizaciones no gubernamentales y de la comunidad para propiciar servicios paralelos extracurriculares para los jóvenes que sirvan para reformar las habilidades y capacidades aprendidas en las escuelas, además de servirles de recreación. Considera que la educación vocacional debe desarrollarse en asociación con el sector privado porque está mejor capacitado para identificar las áreas donde existe escasez de trabajadores calificados y donde se requiere un determinado tipo de capacitación.
El estudio plantea que los programas para el desarrollo de la juventud deben enfocar a los jóvenes como activos en lugar de en sus problemas y eficiencias.
Por ejemplo, se refiere al programa Big Brothers and Big Sisters en los Estados Unidos, que se centra en supervisar la relación en lugar de eliminar el uso de la droga y el alcohol.
Afirma que ese programa ha demostrado disminuir el riesgo en el comportamiento de los que participan en el programa.
De la misma manera pondera el plan norteamericano Teen Outreach Program, que se concentra en vincular a los jóvenes a los servicios comunitarios.
Explica que ese programa ha demostrado disminuir el embarazo en los adolescentes de manera significativa.
El estudio sostiene que los jóvenes y los niños necesitan algo más que el entrenamiento académico o vocacional.
Explica que ellos requieren el apoyo para desarrollar sus competencias en el orden social, moral, emocional, físico y cognitivo.
Las necesidades de niños y jóvenes se enfrentan mejor mediante la coordinación intersectorial y la colaboración, además de la participación del sector público, afirma el informe.
El informe resalta que muchos países y estados han establecido estructuras que relacionan varias agencias de la juventud, con el objetivo de planificar, coordinar, monitorear y en algunos casos financiar la participación de los jóvenes en programas para su desarrollo.
No obstante, el estudio indica que debido a que la condiciones de los países varían entre sí, no todas las recomendaciones son aplicables a todos los países.
Algunas acciones tienen que ser específicas para el contexto del país y deben estar basada en la naturaleza de los temas que enfrentan los jóvenes de cada país así como del contexto institucional, precisa.
Igualmente, el informe indica que uno de los puntos en que se hace hincapié en la reforma del sistema de educación y aumentar el efecto protector de las escuelas.
Esto representan un aspecto clave en el desarrollo durante la adolescencia. Según el estudio del Banco Mundial, las escuelas representan algo más que sitios académicos y de aprendizaje.
Constituyen una fuerte de interacción social y la socialización.
Por lo tanto los esfuerzos deben encaminarse a mejorar el acceso y la retención y la calidad de la educación, además de utilizar las escuelas como un mecanismo para la socialización positiva y el cambio social.
