Aeropuerto Osvaldo Virgil

<p>Aeropuerto Osvaldo Virgil</p>

UBI RIVAS
Los montecristeños están de risitas debido a que el 17 del presente mes de diciembre la Autoridad Aeroportuaria dejó formalmente re-inaugurado el aeropuerto doméstico a un costo de $35 millones, un viejo sueño de la región, que fue destruido a propósito por el dictador Rafael Leonidas Trujillo en 1956.

El aeropuerto doméstico, para vuelos cortos del país, Puerto Rico, Cuba y Haití ostenta el nombre de Osvaldo Virgil, en honor al primer dominicano que ingresó a las Grandes Ligas del béisbol en 1956, aunque no pocos, sin restarle méritos al Orégano, como se le denomina y rebautiza a Virgil, el aeropuerto montecristeño debió llevar el nombre de doctor Manuel Aurelio Tavárez Justo.

No importa el nombre que fuese, la realidad es que ya Montecristi dispone de su aeropuerto, una vez que dispone desde hace un buen tiempo de una pequeña infraestructura turística, como los hoteles Cayo Arena, Monte Chico y Las Carabelas, al borde de la playa, y algún que otro parador deficiente en el pueblo. Es decir, contrario a Barahona, donde el presidente Joaquín Balaguer colocó la carreta delante de los bueyes construyendo el aeropuerto internacional María Montés sin haberse construido ni siquiera un quest-house.

Fue precisamente el presidente Balaguer quien instituyó a Montecristi como el IV Polo Turístico, no preciso cual fue el año, y durante ese tiempo, ni él ni ninguno de los que le sucedieron en el poder aportaron un interés complementario para que ese Polo turístico progresara.

Como por ejemplo el saneamiento del ex-río Yaque del Norte, que descarga la polución letal y fatal de sus aguas negras, envenenadas por industriales sin conciencia santiaguense a su paso por la Ciudad Corazón, y que dista a menos de dos kilómetros de la playa Juan de Bolaños, que resulta peligrosamente más contaminada de tóxicos que Boca Chica.

Tampoco, limpiar su entorno costero, sobre todo, las piedrecitas molestosas para los bañistas, ni construir un rompeolas en playa Icaquitos, detrás del pescuezo del Dromedario Dormido, el majestuoso e imponente Morro montecristeño cantado por los poetas, mi inolvidable Chery Jiménez Rivera, uno de ellos.

El acueducto múltiple de la Línea Noroeste beneficiará en grande a Montecristi en su puja por concretizar su anhelo de Polo Turístico, considerando que el agua de acueducto actual que usan los montecristeños no sirve ni para los animales beberla.

La reinauguración del aeropuerto doméstico de Montecristi es una obra de importancia ejecutada por el presidente Leonel Fernández, con el apoyo valioso de uno de sus secundadores más eficaces en la persona de Andrés Vanderhosrt, director Aeroportuario, pero también la persistencia admirable, por ejemplo de no pocos, del doctor Franz Joseph Thomén Lembcke, un montecristeño de origen que evolucionó su niñez y adolescencia en Santiago de los Caballeros que ama a su pueblo natal como a su ciudad de evaluación con los mismos grados de amor.

El doctor Thomén construyó cuando no pocos se mofaban de su quijotismo, las cabañas Las Carabelas en la faldas de El Morro, y persistió en su proyecto para beneficiarse no él, que hace tiempo tiene su vida económica resuelta, sino al pueblo que le vio nacer y que lleva incrustado en lo hondo de su sentir.

Por su clima seco, menos de 60 días de lluvias al año, Montecristi tiene potencialidades turísticas superiores a otros polos turísticos internacionales renombrados, y dista de Santiago de los Caballeros a 75 minutos y lo mismo de Puerto Plata, estratégica distancia para trasvase de turistas.

El Polo Turístico de Montecristi, en homenaje a su máximo propulsor, debe declararlo por decreto el presidente Fernández con el nombre de doctor Franz Joseph Thomén Lembcke por su porfía en desafiar la quimera, hoy una realidad en ciernes, pero una realidad.

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