Aeropuerto y aves

Aeropuerto y aves

POR FRANCISCO ALVAREZ CASTELLANOS
La cantidad de aves de diversas especies que existe en zonas aledañas al nuevo aeropuerto «Joaquín Balaguer», en La Isabela, lo hacen sumamente peligroso para toda nave aérea que intente despegar o aterrizar en el mismo. Sin embargo, los dueños de aerolíneas domésticas y de aviones y helicópteros particulares que hoy funcionan desde el aeropuerto de Herrera, han sido conminados oficialmente a trasladarse al «Joaquín Balaguer» antes del próximo 15 de julio.

Los empresarios y pilotos han elevado a la autoridad competente, mediante acto de alguacil, su postura de no abandonar Herrera hasta tanto no sean eliminados los problemas que hacen del «Joaquín Balaguer» un «aeropuerto inviable».

Uno de dichos empresarios, cuyos aparatos realizan vuelos domésticos e internacionales, señaló que aún el nuevo aeropuerto no ha recibido el permiso requerido para los citados vuelos internacionales.

Dicho empresario, quien pidió no citar su nombre por «motivos personales» advirtió que, de abrirse el nuevo aeropuerto a las naves que realicen vuelos comerciales domésticos, podría producirse «una tragedia de incalculables consecuencias, tanto para la familia dominicana en general, como para el Estado, que tendrá que enfrentar decenas de demandas judiciales y exigencias de indemnizaciones millonarias».

«Solamente juzgue usted –señaló el declarante –, que una nave con 30 pasajeros a bordo se estrelle debido al número de garzas u otras aves que no solo «pican» en la basura, sino que su comida principal está en los bosques aledaños, mientras realiza operaciones de aterrizaje o despegue.»

«Además –agregó–, es bueno señalar que un caso semejante al nuestro pasó con el ultramoderno aeropuerto de Tel Aviv, en Israel, donde millones de cuervos, gaviotas y otras aves constituyeron el mismo peligro que hoy constituyen las garzas, ciguas y otras aves en el «Joaquín Balaguer».

Señaló que el peligro de las aves en Tel Aviv fue resuelto después de invertirse «enormes sumas de dinero para alejar de las pistas de aterrizaje a las aves, cosa que ni siquiera se ha pensado en hacer aquí» (ver página 24 de la revista «El Medio Ambiente en Israel»).

El empresario manifestó, finalmente, que «si nos vemos obligados por la fuerza a trasladarnos a La Isabela, todo lo que pueda pasar allí será responsabilidad moral y material únicamente de las autoridades, que tendrán que responder ante el pueblo, ante la justicia y ante Dios».

El asunto es más difícil de lo que la gente piensa. Se cree que eliminando el vertedero de Duquesa, convirtiéndolo en un relleno sanitario, las aves dejarán el lugar. ¡Craso error! Las aves, señores, comen frutas, hojas, semillas. Y todas esas cosas se encuentran en los ya casi destruidos bosques cercanos al aeropuerto. Al vertedero acuden cerdos, perros, gatos, etc.

Un amigo y yo volamos hace quince días hacia el «Joaquín Balaguer», pero al ver unas cuantas docenas de garzas volando 500 pies más abajo, decidimos elevarnos de nuevo y volar a Herrera.

El problema de los terrenos de Herrera debe resolverlo el Gobierno, pero no poniendo en peligro a todas aquellas personas que, sin tener conocimiento pleno de lo que significa el contacto de una garza con la hélice de un avión o helicóptero, se arriesguen a volar desde un aeropuerto que costó varias veces más de lo presupuestado, comisiones aparte.

Si los norteamericanos se niegan a certificar el «Joaquín Balaguer», sus motivos tendrán. Así que yo suplico a nuestra Comisión Aeroportuaria que lo piense muchas veces antes de certificar el nuevo aeropuerto, pues los peligros son muchos.

Y como «guerra avisada no mata soldado», no habrá ningún tipo de excusas si algo malo, malísimo, pasa.

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