Doctor Héctor José López
Especialista en traumatología y ortopedia, gerencia de Traumatología Hospital General de la Plaza de la Salud
Por muchos años en la historia de la humanidad, los pies han sido el medio de transporte por excelencia las grandes civilizaciones; utilizaban medios de comunicación a base de unos corredores que llevaban en su poder mensajes importantes para el imperio, siendo sus pies lo más importante para el desarrollo y la comunicación entre poblados del imperio. Nuestros pies son la vía de transporte más económica, saludable y natural, cuidemos de ellos como lo hacemos con el corazón o el cerebro, ya que son de vital importancia en nuestro diario vivir.
De las extremidades inferiores, los pies son las estructuras más importantes, ya que se responsabilizan del sustento de todo el sistema músculo esquelético. A diferencia de las demás estructuras, los pies soportan todas las articulaciones y la responsabilidad del sustento corporal recae sobre ellos. El pie es la estructura osteomuscular en la que más componentes articulares y musculares del organismo interactúan haciendo de la misma una maravilla mecánica de la creación a tal nivel que ningún ser humano especialista en tecnología ha logrado replicar en modelos robóticos hasta la actualidad. Por tales razones, en esta entrega he decidido desglosar las afecciones más comunes presentes en las estructuras del sistema músculo esquelético del ser humano considerada la gran maravilla mecánica del cuerpo humano, la marca diferenciadora entre los demás mamíferos de nuestro planeta, los pies.
Pie plano. El pie plano es una afección que se caracteriza por una falta de arco longitudinal o de bóveda plantar.
Se dice del pie que ha perdido arco plantar normal y se ha aplanado.
La huella que deja un pie plano es fácil de reconocer porque carece de la curva característica del pie o ésta es menos pronunciada.
Se trata de una patología bastante frecuente y afecta a aproximadamente un 30 por ciento de la población dominicana.
Causas. Los pies planos ocurren debido a que los tejidos que sostienen las articulaciones en el pie se debilitan o por formaciones óseas entre los huesos, conocidas como barras tarsianas.
A medida que los niños crecen, los tejidos se tensan y más o menos a los dos o tres años de edad se va conformando el arco plantar.
El envejecimiento, el sobreuso, sobrepeso, las lesiones o una enfermedad pueden causar daño en los tendones y provocar que se desarrolle un pie plano.
En caso de que una persona a la que ya se le han formado los arcos presente pie plano, esta afección solo puede aparecer en un lado.
La mayoría de las personas tiene arcos normales cuando son adultas. Sin embargo, es posible que en ocasiones este arco nunca llegue a formarse.
Síntomas. La mayoría de los pies planos no causan dolor.
Hasta los dos años de edad no se puede determinar la presencia de la alteración porque, hasta entonces, el pie del niño cuenta con un tejido adiposo (grasa) en la planta del pie. Esta almohadilla desaparece con el tiempo y no requiere tratamiento alguno.
Hay ocasiones en las que el dolor de pie plano que sufren los niños es causado por la coalición tarsiana, una afección en la que dos o más huesos del pie crecen unidos o se fusionan.
En el caso de los adultos el dolor aparecerá después de períodos prolongados sobreutilizando el pie o practicando deporte.
Ejercicios para optimizar el desarrollo de los pies
Hay autores que hablan de que no hay prevención posible para este trastorno. Sin embargo, es posible realizar una serie de ejercicios para optimizar el desarrollo de los pies:
• Caminar de puntillas
• Andar descalzo por terreno irregular o por la playa
• Agarrar objetos con los dedos de los pies
Estos sencillos hábitos ayudan a formar el arco y por lo tanto previenen la aparición del pie plano, a pesar de que en la mayoría de los casos este tipo de alteración es hereditaria.
Generalmente, el pie plano no supone un problema para caminar o calzarse. Es conveniente observar una serie de reglas básicas en el calzado, tales como emplear siempre un zapato ancho, cómodo y flexible, que esté bien ventilado y tenga buena adherencia al suelo.
Fascitis plantar. La fascia plantar es una estructura fibrosa y plana que da soporte al arco del pie. Ayuda a transmitir la energía en cada paso al caminar o correr. La zona de más tensión se sitúa en su inserción en el calcáneo, a nivel del talón.
A este nivel puede inflamarse y sufrir pequeñas roturas que originan el cuadro médico denominado como fascitis plantar.
Es una lesión común en deportistas, especialmente en corredores, por el sobreuso que recibe. En pacientes sedentarios puede deberse a exceso de peso, alteraciones del apoyo del pie, debilidad muscular del pie u otras causas.
Además de la fascitis plantar existen otras causas de dolor en el talón (talalgia) como la inflamación de la almohadilla grasa del talón, la fractura de estrés del calcáneo o el atrapamiento del nervio calcáneo medial o del nervio calcáneo inferior en la zona.
También deben descartarse enfermedades reumáticas cuando no se explica la causa del dolor.
El diagnóstico se basa en la historia que refiere el paciente, siendo muy típico el dolor de los primeros pasos al levantarse de la cama, y en la exploración física, donde existe dolor a punta de dedo, en el origen de la fascia, en la parte interna y plantar del talón.
Conviene realizar radiografías laterales del pie para ver si existe la formación de una calcificación en la zona que recibe el nombre de espolón calcáneo. Esta formación ósea no es una causa, sino una consecuencia del proceso y no implica mayor ni menor gravedad.
Qué es el tratamiento de la fascitis plantar
El tratamiento de la fascitis plantar consiste inicialmente en dar más reposo al pie, disminuir el tiempo de carrera y caminar menos.
Si hay inflamación puede ponerse frío local.
La fisioterapia, que siempre es una ayuda, debe basarse en la terapia manual y complementarse con algunas técnicas de electroterapia. En algunos casos recomendamos el uso de taloneras o plantillas a la medida para descarga de la fascia plantar.
Además, a veces puede completarse el estudio de la fascia plantar con imágenes de ecografía o resonancia magnética. Estas pruebas son obligatorias en caso de dolor brusco o de gran inflamación o impotencia funcional, para descartar una rotura aguda de la fascia.
La mejoría suele ser lenta y si no se toma en serio, el proceso se hace crónico. Cuando esto ocurre podemos plantear otras alternativas terapéuticas.
Las infiltraciones con un corticoide son una opción cuando existe mucho dolor, pero no deben repetirse si no tienen efecto y nunca más de tres veces.
El tratamiento con ondas de choque extracorpóreas no es invasivo y es una buena opción si no mejora el paciente tras unos meses.
Las inyecciones con plasma rico en plaquetas pueden favorecer la regeneración de la zona, aunque no han demostrado científicamente su utilidad.
Una opción novedosa y sencilla consiste en tratar con radiofrecuencia el nervio calcáneo medial e inferior. Se realiza a través de una cánula del diámetro de una aguja gorda y es simple y exento de riesgos, con resultados prometedores.
Si los tratamientos previos fracasan podemos plantear algunas opciones quirúrgicas que puedan curar al paciente.