Las familias afectadas por el incendio que el pasado lunes devoró unas 15 viviendas en el sector de San Carlos, del Distrito Nacional, dijeron ayer que reciben ayuda del Plan Social de la Presidencia y de otras entidades, así como de dirigentes políticos.
Sin embargo manifestaron que esas ayudas resultan insuficientes, ya que están a la intemperie, en casas de parientes y vecinos.
Por eso pidieron que el Gobierno los reubique en otra área de la misma comunidad donde residían.
Mientras elevan sus ruegos, las evidencias de la tragedia aún permanecen en el lugar: escombros, maderas calcinadas, zinc chamuscado, olor a humo.
Además, los recuerdos del drama calcinan su memoria. En efecto, Escarlet Sosa contó que un sobrino suyo le advirtió que había fuego, por lo que tomó dos de los tres niños que cuidaba y los llevó a la acera. Volvió por otros dos, incluido su nieto recién nacido, y los llevó a la casa de un vecino. Finalmente sacó a sus dos hijas e impotente vio cómo se quemaba lo que con tanto esfuerzo había logrado.
“Perder todo lo de una vida, es duro”, atina a decir, mientras las lágrimas humedecen sus ojos y ruedan por sus mejillas.
Versiones. Hay diferentes versiones sobre el origen del siniestro. Para unos se trató de una acción adrede cometida por Candy Fun Rosario, quien amenazaba con quemar todo, porque los vecinos la tenían “harta”. Según algunos, ella vociferaba amenazas tras drogarse, y mantenía en zozobra al vecindario.
Dicen además que el día trágico Candy salió con un bulto, tras provocar el incendio, y regresó en la tarde para burlarse de ellos. Entonces los vecinos trataron de agredirla y ella acudió a la Fiscalía, donde quedó detenida. Su tío Miguel Castro logró su libertad y ella ahora teme por su vida.
No obstante esas versiones, otros afirman que fue un fallo eléctrico que comenzó en un árbol y devoró viviendas y enseres.
En tanto, se espera el reporte de los bomberos.
Se observó que Mujeres por la Patria y Mujeres Guerreras llevaron alimentos y medicinas, y prometieron aportar madera y zinc.