Afganistán: cómo era la vida para las mujeres antes de la primera llegada del Talibán

Afganistán: cómo era la vida para las mujeres antes de la primera llegada del Talibán

Los derechos de las mujeres en Afganistán han sido motivo de profundas divisiones y conflictos durante más de un siglo.

Desde principios del siglo XX, las afganas se han estado movilizando para lograr más libertad e igualdad de género.

Pero a través de los años los esfuerzos para mejorar su situación se han visto interrumpidos por medidas radicales para hacerlas retroceder.

Y cuando el Talibán llegó por primera vez al poder en 1996, los derechos de las mujeres a la educación y empleo quedaron brutalmente suspendidos.

Las afganas solo podían salir acompañadas por un familiar masculino y debían vestir una burka que las cubría totalmente.

Quienes desobedecieran las estrictas reglas eran severamente castigadas.

Ahora, cuando el país comienza otra era bajo el régimen del Talibán, muchos temen que este sea el regreso a una de las épocas más oscuras para las mujeres en ese país.

Pero ¿cómo era la vida para las afganas antes de la primera llegada del Talibán y antes de la invasión soviética en 1979?

Enfoque progresista

Algunos historiadores afirman que el movimiento por los derechos de la mujer en Afganistán comenzó a principios del siglo XX, con el reinado de Amanulá Khan, y sus reformas para modernizar el país, de 1919 a 1929.

Fue en esa época cuando Afganistán se vio inmerso en un enfoque progresista para llevar el islamismo tradicional hacia la modernidad.

Khan introdujo una nueva constitución que buscaba garantizar los derechos de las mujeres.

Durante esa época se abrieron nuevos colegios para niños y niñas, se incrementó la edad de las mujeres para el matrimonio y se prohibieron los matrimonios forzados.

También se prohibieron las estrictas reglas de vestido para las mujeres.

Las reformas modernizadoras de Amanulá, sin embargo, provocaron varias sublevaciones de los tradicionalistas y conservadores.

En 1929 Amanulá fue derrocado y casi de inmediato Muhammad Nadir Shah se proclamó rey y en poco tiempo abolió muchas de las reformas que había promulgado Amanulá.

Las escuelas para niñas fueron clausuradas, las mujeres debían cubrirse nuevamente con velo y muchas otras reformas fueron revocadas.

Esta época, sin embargo, no duró mucho.

Nadir Shah fue asesinado en 1933 y muchas de las iniciativas de Amanulá se volvieron a implementar durante el largo reinado del hijo de Nadir Shah, Muhammad Zahir Shah, el último rey de Afganistán, de 1933 a 1973.

Se volvieron a establecer las escuelas para niñas, se fundó una nueva universidad y se instituyó una nueva constitución.

Y en 1964 se otorgó el derecho de voto a las mujeres afganas.

Interpretaciones del islam

Toda esta primera mitad del siglo refleja las profundas divisiones que han existido en Afganistán entre los reformistas y los tradicionalistas.

Y muestra también las diversas interpretaciones sobre lo que el islamismo dice de los derechos de las mujeres, como le explicó a BBC Mundo Mona Tajali, profesora de relaciones internacionales y estudios de la mujer y género del Colegio Agnes Scott, en Georgia, Estados Unidos.

«Igual que ha ocurrido en muchas otras sociedades, en Afganistán hemos tenido estas narrativas que compiten sobre los derechos que debe tener una mujer», «, explica Tajali.

«Están las interpretaciones reformistas del islamismo, que se muestran totalmente a favor de la igualdad de género.

«Y están las interpretaciones conservadoras del islamismo que dicen que las mujeres no deben recibir educación, que no necesitan entrar a la fuerza laboral y que definitivamente no necesitan tener una presencia en el parlamento», prosigue.

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«Creo que la historia de Afganistán muestra que ha habido grupos que ofrecieron oportunidades a las mujeres y las mujeres tomaron ventaja de esas oportunidades, pero también ha habido grupos que llegaron posteriormente a clausuraron esas oportunidades», agrega la experta.

Era comunista

En 1973, Zahir Shah fue derrocado por su primo, el izquierdista Mohammed Daoud Khan, poniendo fin a más de 200 años de gobiernos monárquicos en Afganistán.

Y durante esta proclamada República de Afganistán continuaron mejorando los derechos de las mujeres.

«Entonces se empezó a ver la presencia de las mujeres en el Parlamento, fue una época de gran énfasis en la educación universitaria de las mujeres, en la presencia de mujeres en la esfera pública y los empleos públicos», explica Mona Tajali.

El estatus de las mujeres afganas continuó mejorando durante los regímenes apoyados por la Unión Soviética a fines de los 1970, cuando el marxista Partido Democrático Popular de Afganistán tomó el poder en la Revolución de abril de 1978.

Y la mejora continuó después de la invasión soviética en 1979.

«La invasión soviética ayudó considerablemente a la igualdad de género«, explica a BBC Mundo Mariam Aman, periodista del Servicio Persa de la BBC.

«Especialmente en el sector de educación, 45% de los profesores eran mujeres. Se puede decir que los derechos de las mujeres llegaron a su punto máximo durante el régimen comunista», agrega Aman.

El Parlamento reforzó la educación de las niñas y se prohibieron prácticas dañinas como ofrecer a las mujeres para sellar disputas entre dos tribus o forzar a las viudas a casarse con el hermano del esposo difunto.

«Fue una época en la que se vieron enormes cambios y durante este tiempo realmente comenzó a tomar forma el movimiento de las mujeres en Afganistán», le dice Mona Tajali a BBC Mundo.

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Pero igual que ha ocurrido en muchos otros países, este movimiento de mujeres no se extendió a todo el país.

Y en un país tan complejo como Afganistán siguieron existiendo marcadas diferencias entre el estatus de las mujeres en áreas rurales y urbanas y profundas divisiones dependiendo de su origen étnico, tribu y, sobre todo, religión.

«Los avances para las mujeres estuvieron centrados predominantemente en Kabul«, explica Mariam Aman.

«La élite de la clase dirigente de Kabul había creado un oasis de liberalismo en la Universidad de Kabul y en el palacio pero esto difícilmente se extendió a los ciudadanos comunes y corrientes», agrega.

Y además, dice Mariam Aman, las divisiones entre los reformistas y los tradicionalistas y las narrativas opuestas sobre el islamismo y el papel de las mujeres se hicieron aun más profundas durante los regímenes comunistas.

«Este conflicto se volvió enormemente significativo durante los (regímenes) izquierdstas», explica.

«Y aunado a esto estaba la arraigada pobreza. El acceso a la educación estaba limitado a las ciudades, los matrimonios infantiles seguían siendo costumbre y había una total ausencia de medios de comunicación libres».

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