Afilando cuchillos para sus gargantas

Afilando cuchillos para sus gargantas

FABIO R. HERRERA-MINIÑO
Nuestro Cardenal López Rodríguez definió a los legisladores de la oposición al gobierno del PLD como niños malcriados que en sus rabietas tradicionales pretenden que se les entregue el caramelo jugoso del gobierno con la amenaza de provocar la ingobernabilidad, que es atizada burdamente semanalmente por el pasado presidente de la República, que todavía no asimila lo malo que fue su gobierno y lo funesto que fue para historia del país y la herencia recibida de una economía maltrecha.

La confrontación que están escenificando los legisladores, en especial los del PRD y PPH, negándose a aprobar los proyectos que les interesa al Poder Ejecutivo, y que se dice es obedeciendo directrices de la jerarquía del Poder Ejecutivo, y que se dice es obedeciendo directrices de la jerarquía de su maltrecho partido blanco, obedece no tan solo a esa línea sino que al acercarse las elecciones de medio término necesitan un aval que les permita presentarse a su repostulación frente a otros compañeros de partido que no están contaminados, tanto por el peculado como por las acciones que cometiera su gobierno en el período anterior, que a todos los dominicanos ha dejado maltrechos. Además existe un fardo de enorme deuda externa, casi sin poder ser contabilizada, por los curiosos amarres que se instrumentaron en varios de los préstamos, que, a ciencia cierta, no se sabe dónde se invirtieron y cuál fue el monto final de los mismos.

Pero los legisladores perredeístas están afilando cuchillos para sus gargantas, ya que se están presentando ante el país como unos filibusteros de la política a los que solo les interesa sus cosas personales y que el interés nacional no figura en sus cerebros obnubilados para ver cómo logran más beneficios, tanto para su estabilidad personal como para mantener la vigencia en su grupo político, con una clientela que les sirva de caudal político para seguir medrando a la sombra del erario público.

Es notable la mezquindad de los legisladores perredeístas para intimidar al gobierno, que ha demostrado ser demasiado decente y complaciente con un grupo de niños malcriados que están dando pataletas que atemorizan al Poder Ejecutivo. Esa mezquindad se ha manifestado no solo para evitar que Miguel A. Velázquez Mainardi fuera ratificado como embajador en Chile, sino en darle las espaldas a la aprobación de bonos, convenios y acuerdos necesarios para viabilizar el acuerdo con el FMI, y al mismo tiempo, vislumbrarse su ya definida negativa de aprobar el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, la cual es una consigna oculta, pero a las claras, de que asumirán la posición de otros países centroamericanos de aprobar el TLC después que sea aprobado por el Congreso norteamericano.

Aparentemente el gobierno se ha plegado a las malacrianzas perredeístas. Se nota como si estuviera temeroso de hacerle frente a un grupo de hombres y mujeres cuyas metas son ver cómo logran más beneficios en el disfrute de sus posiciones, y en donde aquellas ilusiones de servir al país como políticos es cosa del pasado. Se han desnudado frente a sus conciudadanos para mostrarse como gentes que solo buscan  protegerse, siendo dueños de una buena parte del pastel gubernamental, disfrutándolo de diversas formas, como aquella de pretender que el gobierno dé marcha atrás en sus cancelaciones, que si bien muchas han sido injustas y arbitrarias, otras obedecen a sanear una nómina donde se cometieron los graves excesos como pagarle dos o tres sueldos a los más connotados seguidores de los dirigentes del PRD durante su período de desgobierno del 2000-2004.

El país enfrenta un período duro de incertidumbre. Es ver como un grupo de desacreditados políticos, que lo hicieron muy mal en su período de gobierno, pretenden lograr de nuevo el apoyo nacional, al acosar al gobierno, cuyo pecado es que debió de andar más de prisa en la instrumentación de los casos de corrupción manifiesta. Es que amagando y no dando se perjudica el mismo PLD para consolidarse en las elecciones del 2006. De ahí que deberá demostrarle a los malcriados legisladores que no deben confundir la decencia con debilidad, para actuar en consecuencia de la magnitud de los actos dolosos cometidos. De esa manera se le daría un respaldo a los dominicanos que masivamente votaron por el candidato presidencial peledeísta, que encarnó las esperanzas e ilusiones de que se iba a barrer con las lacras que han puesto su sello de marca imborrable de que los políticos son en su mayoría corruptos y van al poder a enriquecerse sin temer sanciones. Se cree que todos se protegen, cosa que sería funesta para la historia republicana, si es que se pretende que nos mantengamos en el sendero de las complacencias y de los borrones y cuentas nuevas o de hoy por ti mañana por mí.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas