Afinemos los controles

Afinemos los controles

El ingreso al país de pastas dentífricas de procedencia china con sustancias altamente perjudiciales para la salud, que por suerte fueron detectadas y decomisadas a tiempo, debe servirnos como una especie de alerta acerca de los riesgos a que nos expone la apertura comercial.

 En el presente caso, la mercancía procede de un país contra el cual hay varias quejas en la Organización Mundial del Comercio (OMC), fundamentalmente por piratería, y no extrañaría que las pastas dentales de referencia sean un resultado de estas prácticas.

Pero los riesgos van más allá de lo que pueda estar ocurriendo en China y de que desde ese país se importe mercancía eventualmente falsificada o alterada. La realidad es que la apertura comercial, así como nos coloca ante incontables oportunidades de colocar nuestros productos, crea para otros las mismas posibilidades.

Esto obliga los países, y en particular a la República Dominicana, a afinar sus controles sanitarios, de seguridad y de otras índoles, para impedir el ingreso  de mercancía de calidad dudosa o, como en el caso de las pastas dentales, peligrosas para la salud de los consumidores.

En el mercado local abundan los productos procedentes del mercado chino y se da el caso de que muchas de estas mercancías son de pobre calidad y algunas pueden resultar dañinas, como es el caso de baterías supuestamente alcalinas que suelen derramar químicos corrosivos y tóxicos perjudiciales para la salud y para los aparatos que funcionen con estos elementos.

Los controles de ingreso son necesarios porque hay importadores dominicanos que adquieren en China líneas de producción de pobre calidad y bajísimo precio para venderlas en nuestro país.

      -II-

  El riesgo de esas importaciones es que incluyan, como ha pasado con las pastas dentales, productos para el aseo o el consumo, medicamentos, cosméticos y otras sustancias eventualmente peligrosas para la salud y la seguridad de consumidores y usuarios.

Si ya ha ocurrido que dos marcas de dentífrico importados desde China contienen sustancias altamente nocivas para la salud, que han causado la muerte a cien personas en Panamá y quién sabe cuantas más en otros lugares, no podemos dudar de la posibilidad de que otros productos de aseo personal o de consumo puedan contener químicos agresivos para la salud.

Nos parece que es necesario establecer normas para los estándares de calidad permisibles para los tipos de productos que puedan afectar directamente la salud de las personas. Debemos estar en condiciones de establecer, mediante análisis de laboratorio, los componentes químicos de cada producto, para comprobar que la composición se corresponde con las descripciones en las etiquetas colocadas por los fabricantes.

Es posible que uno que otro importador alegue que los controles perjudicarían sus intereses, pero bajo ningún pretexto podemos permitir que el país se convierta en receptáculo de cosas inservibles.

Así como hay controles en la importación de vehículos usados para evitar que el país sea convertido en un depósito de chatarra. debemos definir los parámetros a partir de los cuales son permisibles importaciones de determinadas mercancías, especialmente medicinas, productos de aseo y cosméticos, o cualesquiera otras que puedan afectar la salud.

El país tiene que estar abierto a las importaciones, vengan de donde vengan, bajo la expectativa de llegar a convertir en recíprocas las relaciones comerciales.

El requisito debe ser que se fijen los patrones de calidad que le garanticen a nuestros consumidores productos de provecho, a precio razonable.

Los patrones de calidad y otras definiciones ya existen en los tratados de libre comercio de los que somos signatarios. Debemos establecer normas claras y definidas para ser aplicadas a toda mercancía procedente de países con los que no hayamos suscrito TLC.

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