Afrontar la realidad

Afrontar la realidad

Ahí está la  disyuntiva República Dominicana ha logrado un notable progreso en sus esfuerzos por  superar dificultades de orden económico, lo  que impresiona a propios y extraños,  y de manera particular a los funcionarios de organismos multilaterales, resaltándose la satisfacción del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), estrechamente vinculado a la agenda nacional.

Sin embargo, para  los expertos del BID y de otras entidades  –e incluso para los diseñadores locales de políticas de desarrollo- las distorsiones del sector energético, aquejado de déficits y bajas cobranzas, constituyen una seria asignatura pendiente del país.

Se entiende  que sin solución a los problemas del sector eléctrico, el proceso de recuperación con estabilidad correría peligro.

Por  ese motivo, en cada debate o análisis de la realidad económica dominicana surge el cuestionamiento a los subsidios que el Estado extiende a los renglones de  gas propano  y la energía eléctrica.

Aún cuando el gobierno  entiende que afronta  correctivos pendientes que herirían sensiblemente a importantes capas sociales, y que debe evitar su aplicación para no pagar políticamente el  alto precio que se derivaría, las postergaciones son de una funcionalidad limitada.

En algún momento –quizás no muy lejano- el peso de la crisis de energía será insostenible.

El aspecto central del problema  está, definitivamente, en la sustracción a gran escala de la energía, tanto en el nivel de los  grandes consumidores  como en el hurto generalizado que practican usuarios de clases media y baja.

Uno de los efectos de la baja cobranza es el de la facturación injusta y oportunista que convierte a los clientes que respetan  las reglas en víctimas de cobros irracionales como consecuencia  del esfuerzo de los agentes del sector por  compensar sus pérdidas.

Es este un motivo fundamental para reclamar que el consumo irregular de electricidad sea reducido ya a su mínima expresión, además de lo prioritario que resulta  colocar los costos de la generación en la realidad que crean los precios del petróleo y del dólar y otros factores.

A través de una campaña de concientización que reciba el concurso de todos los partidos políticos, de las organizaciones comunitarias y de otros sectores de la colectividad; y por medio de un diálogo que incluya a ricos y pobres que suelen agruparse, de un lado, en frentes  empresariales y grupos de presión, y por otro, en juntas de vecinos, el gobierno debe propiciar un gran movimiento que procure  el mayor grado de aprobación pública posible   a la fijación de sanciones para todos los procedimientos ilegales que están en uso, incluyendo la manipulación de medidores, para evadir el pago de la electricidad .

Esto es imprescindible, aún cuando se creen excepciones  al rigor, para que los hogares de condiciones económicas más bajas pasen a estar  sujetos  a una tarifa privilegiadamente inferior a la que se aplicaría al resto de la ciudadanía.

Por Santiago
La hidalga ciudad de Santiago de los Caballeros fijó hace dos años un orden de prioridades  para obras públicas, y el arzobispo de su arquidiócesis, Ramón de la Rosa y Carpio, ha tenido a bien pasar un balance a lo planeado.

El prelado recordó, para edificación de la opinión pública, que al establecerse el proyecto orientado a llenar aspiraciones de los santiagueros, el gobierno del doctor Leonel Fernández –que se iniciaba entonces- hizo  adhesión a las causas de la Ciudad Corazón.

Y ya en los hechos puso en ejecución inversiones, comenzando la construcción del ansiado Parque Metropolitano; y más recientemente, de la “Autopista Eléctrica” que haría  eficiente y práctica la transmisión  de energía entre el Norte y el Sur del país.

No obstante, al día de hoy   el balance de las realizaciones muestra un saldo con renglones en  rojo. La marcha hacia la meta se retrasó y en algunos aspectos está totalmente paralizada.

El respaldo del Estado para crear un relleno sanitario que erradique el foco de contaminación constituido por el vertedero de Rafey no se ha cumplido.

Santiago reclama  y espera. El gobierno debe, prontamente, reanudar su papel  en la consecución de los objetivos trazados.

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