Agatha Ruiz de la Prada y su jardín de arte en Bellas Artes

Agatha Ruiz de la Prada y su jardín de arte en Bellas Artes

Marianne de Tolentino

Gracias a la Embajada de España y a la celebración de las “Semanas de España 2015”, en el contexto de Dominicana Moda y su décimo aniversario, Agatha Ruiz de la Prada ha llegado a la Galería Nacional de Bellas Artes. Se transformó el Salón de la Cúpula en un jardín mágico, como si los trajes fueran flores, todas frescas y distintas pero parecidas en hallazgos y atractivos… Sócrates McKinney señaló en una presentación elocuente y elogio de la expositora, cuánto se disfruta de “una hermosa serie de vestidos escultóricos y transgresores”.

Moda e imagen. El evento, muy llamativo y diferente entre las exposiciones, nos hace además reflexionar acerca de la importancia de la moda, tanto para la historia como para la estética. Para fechar los eventos en el transcurso de los siglos y en el mundo occidental específicamente, el vestido es categoría y referencia indispensable: sus formas, sus colores, sus detalles varían según la circunstancia y la clase social.

Hasta la llegada de la fotografía, esas informaciones provenían de pinturas y dibujos, ilustraciones y grabados, así como de crónicas y textos descriptivos.
Es más, la fotografía de moda se ha vuelto uno de los géneros más influyentes, celebrados e impactantes en esa categoría visual.

Hoy, la imagen –que se transmite por todos los medios y los ‘medias’– sigue situando a la gente, según los atuendos y accesorios que tiene puestos… El diseñador es un artista, un creador: nuestro Óscar de la Renta, recordado en cada momento, constituye el testimonio absoluto de este nexo indisociable entre moda y arte.

La exposición. Respecto a la estética, no cabe duda de que la moda ha conquistado los museos y se define como un arte mayor que practican casi todas las mujeres y también los hombres…, un arte para llevar en el cuerpo, ¡en este cuerpo que se cuida para llevar mejor la moda!

Adquiere un valor singular cuando una diseñadora ilustrada como Ágatha Ruiz de la Prada crea un modelo, lo realice ella en obra única o muy pocos ejemplares, o le confiera hasta una difusión discrecional, ampliada a accesorios y joyas, objetos y perfumes.

La exposición de Ágatha presenta diseños exclusivos que han sido creados, mutiplicando la forma y el color, colocando en ellos la libertad, la alegría y la luz, reinventando la elegancia y la sofisticación –pero una sofisticación diferente– en trajes y adornos, maravillosos y sorprendentes, barrocos o geométricos, ¡según la inspiración! Serán “locos”, dicen algunos, pero de una locura bien controlada y bienvenida, diremos nosotros…

El corazón, casi un emblema y más que nunca símbolo de vida, atraviesa todas clases de metamorfosis y ciertamente manda un mensaje de amor… de parte de Ágatha. Ella es una artista apasionada, tan apresurada como afable, tan extraordinaria como sus modelos, de entusiasmo comunicativo e incapaz de tranquilidad hasta que la totalidad de sus trajes haya sido instalada en la disposición que ella decidió.

El resultado es exquisito, y estas piezas deleitan unánimemente a los que visitan la muestra, y no solo a los jóvenes. Las mujeres sueñan con el privilegio de tener uno de los modelos, originales y fascinantes, que además exhalan optimismo y sabor “Caribe”… aunque no a todas les quedarían bien, y que estos atuendos también triunfarían, ¡trasladados a la escena, a la danza o al teatro musical!

Y si pidieran definir en letras a Ágatha Ruiz de la Prada, su obra y su exposición, más allá del 3 D tecnológico, sería con 3 F eternas: floral, frutal, fantástica.

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