Agenda de fin de siglo

Agenda de fin de siglo

LEONARDO DÍAZ JÁQUEZ
Bajo este mismo título, José Del Castillo dio a conocer su último libro, el cual es una recopilación, subdividida en nueve «libros», de los artículos que publicó tanto en la revista Rumbo, en el periódico El Siglo, así como en este periódico.

El señor Del Castillo presenta sus ideas de una manera clara y muy bien elaboradas, en una lectura que cautiva a quien se decide a saborear las más de quinientas páginas del libro de referencia.  Una de las particularidades de leer tan interesante libro, es que como cada artículo tiene principio y fin por sí mismo, tal y como lo señala el autor, se puede leer en el orden que uno elija.

En el primer libro, Ritos de la buena vida, subdivido en tres grandes temas, el señor Del Castillo nos deleita al recordarnos, como buen gourmet, diferentes platos de la culinaria nacional, desde la época colonial, pasando por la gran cena navideña, algunas vivencias culinarias del apóstol José Martí, y recordándonos los aportes de otras culturas, en donde el quipe y el pastelito árabe son, sin lugar a dudas, los que más han prendido en el gusto nacional.  Los buenos helados, los vinos chilenos y nuestra indiscutible cerveza Presidente son otros de los temas que encontramos en la Agenda de Fin de Siglo.

Como genuino hijo de San Carlos y buen trotamundos, el señor Del Castillo lo es del lar nacional, razón por la cual, después de hacer un recorrido por su barrio añorado, nos acompaña a recordar sus viajes a Baní, artículo en el cual hace un apretado resumen de lo mejor que tiene la gente banileja, en donde resalta el combite, actividad por medio de la cual se desarrolla un interesante sistema de ayuda mutua, prácticamente en desuso en las demás regiones del país, y un pormenorizado listado de lo mejor de su culinaria, en lo que los dulces banilejos, en adición al mango banilejo, se llevan el palmarés. También se adentra Del Castillo en otros viajes nacionales como a Samaná, al este y a esa transmutación de costumbre, del recogimiento de Semana Santa al «bonche» de la playa.

Perfiles, José del Castillo lo divide en tres grandes temas, para en Imágenes y Sonidos retrotraernos a las películas de Burt Lancaster, en las que éste representó «roles estelares en aventuras de vaquero, de la segunda guerra mundial, gansters y piratas», entre las que sobresalen Duelo de Titanes, los Profesionales, De Aquí a la Eternidad, Elmer Gentry, con la cual gana su primer Oscar, Juicio de Nuremberg, El Gatopardo, por la que mereció la Palma de Oro del Festival de Canes y Atlantic City, para alcanzar su segundo Oscar.

En Danzando con Gene Kelly, Del Castillo nos dice que éste «fue la encarnación perfecta de la versatilidad: actor, bailarín, cantante, coreógrafo y director de cine».  Y al decir del propio Kelly, el no fue más que «un muchacho de la Depresión, que bailó en una forma que pudo representar al hombre común….Yo fui el Marlon Brando de los bailarines y él fue el Gary Grant».

Amante de la poesía y seguidor de Neruda, a quien conoció en su Chile querido, Del Castillo  evoca la memoria del gran vate universal en varios de sus artículos. En Il Postino, nombre de la película que narra la estancia de Neruda en la isla de Capri, a donde llegó con su compañera Matilde, producto de la intolerancia política de la época, nos evoca su relación con Mario, un humilde cartero de pueblo y el nacimiento de Los versos del capitán, así como su boda con Matilde, la cual se realizó «bajo la luna, sin presencia de invitados, jueces o curas, que selló los vínculos de la pareja, en solitario, bajo un cielo estrellado, con un rumor marino de trasfondo».

A cuatro grandes dominicanos de la música y el canto le dedica Del Castillo sendos artículos, cuyos títulos hablan por sí mismos. En «Blue Note for Tavito, tenemos una apretada síntesis de un ser humano sencillo, apasionado de su arte y un trabajador incansable, formando parte de los mejores grupos de jazz y blues, quien como curiosidad no trabajaba sábados, por dedicarlos a Dios ni domingos por ser de la familia.

De Beltrán, quién pasó de dulcero a solista de la Sonora Matancera, Del Castillo nos dice que con su «voz metálica, nasal, a ratos amuchachada, con un fraseo suelto que se movía desde el pregón callejero al tono sensiblemente evocador, inundaba con su presencia (a través de la radio) las calles amables del San Carlos de los 50».

Solano en Concierto de Bolero es una dedicatoria a resaltar el magnífico trabajo que el maestro Solano ha estado haciendo bajo el Patrocinio del Grupo de Empresas E. León Jiménes, con especial atención en el primer volumen, el cual considera que es «el disco dominicano que más me ha impactado.  Una acertada selección de los temas, arreglos musicales de primerísima calidad, esmerada ejecución de cada instrumento, acoplamiento perfecto y un trabajo de ingeniería de sonido inigualable».

Sánchez Acosta, el Papá Bocó de la Música Dominicana, es el texto del CD «Manuel y Sus Amigos, La Nueva Música de Sánchez Acosta, editado por el Banco Central.  Dicho CD es una «producción de nuestro consagrado compositor radicado en New York y del arreglista y pianista colombiano José Gallegos, con la participación de músicos de renombre internacional como Vangelis, Tito Puente, Paquito D?Rivera, Claudio Roditi, Chuck Loeb, Airto Moreira, etc.

El espacio de este artículo no me permite seguir con esta apretada síntesis de Agenda de Fin de Siglo y un amigo me enseñó a no escribir segundas partes, razón por la que los invito a buscar el libro de José del Castillo para que saboreen en él la vida desde el punto de vista de un trotamundos sancarleño.

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