Agenda latinoamericana

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EDITADA POR RICHARD LAPPER
BRASIL
LA MONEDA DE UN SOLO SENTIDO

El sostenido “”boom” en las exportaciones de Brasil continúa impulsando la apreciación del real frente al dólar estadounidense. Durante el mes pasado ha estado coqueteando con la barrera de R$2.00 por dólar, y se espera que la quiebre en cualquier momento y alcance su nivel más alto en más de seis años (el viernes, cerró muy cerca de R$2.02). Mientras el banco central barre los dólares de los exportadores amontonados en el mercado cambiario, se espera que sus compras de dólares reduzcan la marcha del real. Sin embargo, la distorsión del mercado de cambio brasileño realmente está ayudando al real en su senda.

Esto se debe a que el mercado diario (spot) se limita a un pequeño número de bancos acreditados, mientras que el mercado de futuros no tiene esas restricciones. El mercado “spot”, por lo tanto, es mucho menos líquido, lo que significa que la intervención del banco central tiene un impacto exagerado sobre la tasa de cambio.

Aunque el real se ha fortalecido frente al dólar durante los últimos cuatro años, los inversionistas consistentemente esperan que se debilite en el futuro. La tasa de final de año, por ejemplo, se espera  que ande ahora cerca de R$2.08. Es por eso que los inversionistas que traen dólares a Brasil para comprar reales e invertirlos en deuda local de alto rendimiento aceptan que parte de sus ganancias se pierda con la depreciación del real cuando salgan del negocio.

Y cuando el banco central compra dólares en el mercado del día -–devaluando así el real y produciendo las diferencias entre las tasas “spot” y la de futuros–, reduce el riesgo monetario. El atractivo de invertir en reales, entonces, es tal que los dólares inundan el mercado “spot”   para sacar ventaja. En lugar de debilitar el real mediante la compra de dólares, el banco central termina impulsándolo. -Jonathan Wheatley

TANGOS COMERCIALES

Dos pasos adelante, y dos atrás para un comercio más libre en América Latina.

 Por una parte, un acuerdo en el Capitolio la semana pasada que debe permitirle a Perú y Panamá, y al menos potencialmente a Colombia, ganar la aprobación del Congreso de EEUU para cerrar acuerdos de comercio bilaterales con Washington.

Por  otro lado, las medidas tomadas  de Ecuador y Bolivia que debilitan los derechos de los inversionistas, y que reducen la posibilidad de que cualquiera de estos dos países pueda convertir temporalmente las concesiones    comerciales de EEUU en pactos de comercio permanentes.

La mayoría demócrata en el Congreso y la administración Bush revivieron los acuerdos de comercio bilateral para Panamá y Perú, al incluir artículos que garantizan los derechos laborales, además de darle a ambos países una mayor libertad para utilizar los medicamentos genéricos.

La industria farmacéutica de EEUU, que teme que esta última modificación pudiera establecer un precedente, va a cabildear intensamente, si bien ahora parece probable que ambos acuerdos logren la aprobación del Congreso.

El futuro del TLC con Colombia, sin embargo, es mucho más problemático, principalmente por las preocupaciones de los demócratas por los asesinatos de organizadores sindicales locales en Colombia y los supuestos vínculos entre los paramilitares de derecha y  partidarios del gobierno.

El presidente Álvaro Uribe regresará a Washington en junio para continuar presionando a favor de un avance.

Ecuador y Bolivia, mientras tanto, se están haciendo daño a largo plazo al salir de los tratados de inversión. Como  medida más reciente, Ecuador anunciará esta semana que se va a retirar de un tratado de inversión multilateral con EEUU, que sigue al establecimiento la semana pasada de una comisión para analizar a profundidad el problema.

El presidente Rafael Correa actúa de esta forma, en parte como respuesta a una demanda  presentada en su contra por Occidental, la compañía petrolera estadounidense que fuera expulsada del país el año pasado, en el Centro para Disputas de Inversión Internacionales del Banco Mundial (ICSID, siglas en inglés). Occidental le está pidiendo al ICSID que ordene a las autoridades ecuatorianas no vender las instalaciones que confiscó, después de intervenirlas el año pasado, hasta que exista una decisión sobre el caso. El Centro debe fallar sobre este problema durante los próximos dos meses.

El gobierno de Bolivia ya declaró que desea retirarse del ICSID. Enfrenta la amenaza de un arbitraje por parte de dos compañías: Telecom Italia, por la apropiación de ENTEL, su subsidiaria boliviana, por el gobierno; y de Glencore, el comerciante de materias primas de Suiza, por la confiscación del fundidor de zinc de Vinto.

En la práctica, las medidas no afectarán la inversión realizada bajo las reglas existentes, pero ambos países corren el riesgo de alejar la muy necesaria inversión directa extranjera, además de complicar cualquier renovación futura de las preferencias comerciales andinas bajo la legislación para la protección del comercio y para la erradicación de las drogas. -Hal Weitzman.

ECUADOR: SE ACERCA LA HORA

Para el presidente de Ecuador, Rafael Correa, hoy martes es el momento para tomar una decisión, cuando venza el cupón por valor de US$30.6 millones de la emisión de bonos globales 2012.

Durante su campaña electoral, el líder izquierdista amenazó reiteradamente con reestructurar la deuda externa de Ecuador. La última vez que se venció un pago, hizo pensar que no pagaría, pero al final pagó lo que correspondía en su totalidad, y a tiempo.

En esta ocasión, no ha dicho nada, pero los mercados están intranquilos: los “spreads” sobre los derivados del crédito del país se han ampliado considerablemente.

La reputación financiera internacional de Ecuador sigue estando en las “calmas ecuatoriales”, y Correa no ha ayudado por la forma en que ha ajustado sus cuentas personales con el Banco Mundial.

Mientras tanto, los datos de la semana pasada deberían preocupar al gobierno: muestran que Ecuador convirtió un excedente comercial de US$442 millones en el primer trimestre de 2006 en un déficit de US$181 millones los primeros tres meses de este año. Esto se debe, en gran medida, a la baja en las exportaciones de petróleo, que cayeron 17% en marzo, en relación con el mismo mes del año anterior. -–Hal Weitzman.

APRECIACIÓN DEL RIESGO

Cuando Petrobras, el grupo petrolero controlado por el gobierno de Brasil se vio obligado a vender sus refinerías en Bolivia por debajo de su valor nominal la semana pasada, los analistas se apresuraron a identificar el negocio como un síntoma más del entorno cada vez menos seguro para la inversión bajo el actual gobierno de Bolivia y otros regímenes con pensamiento similar de la región.

Pero mientras Petrobras lamía sus heridas, una compañía de petroquímicos se  ocupaba de quitarle el polvo a planes para una planta de derivados petroquímicos de US$1,5 millardos en Bolivia, que reposaba en un estante desde que el presidente Evo Morales anunciara la nacionalización de la industria de hidrocarburos del país el 1 de mayo de 2006

Una razón es un revés anterior de Petrobras en febrero, cuando Bolivia lo obligó a empezar a pagar por los gases de valor más alto que forman parte de la mezcla de gas natural.

 Previamente, Petrobrás había estado pagando por metano de relativo bajo valor que forma la mayor parte de la mezcla y no haciendo nada con el butano y otros gases, útiles para la industria petroquímica, que lo acompañan al salir de las entrañas de la tierra.

Y mientras Petrobrás anda buscando ahora un mercado –y alguien que construya una planta de separación de gases– Brankem detecta la apertura.

Sin embargo, Bolivia no es el único entorno inestable para atraer a Brankem y su casa matriz Odebrecht, un grupo de construcción con el famoso historial de asumir proyectos en sitios calientes del mundo. Ambos están involucrados actualmente en proyectos en Venezuela, por ejemplo.

Los inversionistas que estén tratando de jugar en los terrenos inclinados del riesgo político creciente de la región, podrían estar imaginando que  podrían marcar al menos un “punt”. -–Jonathan Wheatley.

VENEZUELA: ANTES DE SALTAR, MIRE BIEN

Hace unas dos semanas, Hugo Chávez anunció con gran fanfarria que Venezuela se retiraría del Fondo Monetario Internacional. Pero parece que no había valorado todas las implicaciones,.

Las cláusulas sobre los contratos de bonos soberanos estipulan que Venezuela tiene que mantenerse como miembro del Fondo. Al abandonar la institución, Venezuela estaría entrando en un “default” técnico, que le permitiría a los tenedores de bonos exigir que le pagaran todo de inmediato. En la práctica, los acreedores solo harían esto si sus bonos se estuvieran vendiendo por debajo de su valor nominal.

Sin embargo, dejar el FMI también podría implicar otros costos financieros.  Por ejemplo, las agencias de calificación del crédito podrían degradar los bonos venezolanos, haciendo más caro el nuevo servicio de la deuda del país. Una solución sería que Venezuela negociara la eliminación de estas cláusulas de sus contratos de los bonos, Pero esto también podría acarrearle costos, quizás hasta por unos  US$500 millones.

En consecuencia, los analistas de Wall Street consideran que Chávez, sencillamente, se retractará de su amenaza, y esperará que nadie en el mundo se dé cuenta. En realidad, ya han pasado dos semanas y el FMI no ha recibido notificación formal alguna de las intenciones declaradas por Chávez.  Tampoco  sería esta la primera vez que el ladrido ha resultado peor que la mordida.-–Benedict Mander.

VERSIÓN AL ESPAÑOL DE IVÁN PÉREZ CARRIÓN

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